De los hackers a los opioides: entrevista a Nicholas Jarecki
El actor, director y productor de Arbitrage revela sus motivaciones y el proceso de producción de su última película, Crisis. Nos cuenta cómo Gary Oldman, quien actúa en la película, fue pieza fundamental en el desarrollo de este proyecto; Jerecki comenta sus inicios en el cine, que tuvieron que ver con el interés de Angelina Jolie por sus conocimientos de hacker. También comenta la controvertida presencia de Armie Hammer en el reparto.
Sebastián Zavala Kahn
ENTREVISTA
CINE NORTEAMERICANO
El director y guionista Nicholas Jarecki estrenó, recientemente, su película Crisis. Construye una fuerte crítica contra la industria farmacéutica que incita al consumo de opioides en los Estados Unidos. El filme narra tres historias, la primera, desde la perspectiva de los laboratorios; la segunda, desde una víctima del consumo de drogas; y la tercera, desde el sistema seguridad que lucha contra las mafias. El núcleo de la historia, como ya anuncia el título, es la crisis en el sistema de salud norteamericano.
Me da gusto conocerte en persona, por fin. Como te dije, vi la película ayer por primera vez. Estuvo muy buena. Me cautivó la historia. Así que mi primera pregunta es: ¿cuál fue tu inspiración para tratar la crisis de los opioides en la película?
Soy hijo de un doctor, y si sentía cierto tipo de dolor e iba donde mi padre, él me decía, “¿de qué estás hablando? ¡Estás bien! Solo ponte un curita”, o de pronto “Okey, está bien, puedes tener una aspirina”. Así que en su época —él tiene más de ochenta— nunca me prescribiría opioides, a menos que haya tenido una condición muy seria. La pregunta es: ¿por qué es que el abuso de los opioides se convirtió en un problema en los Estados Unidos? De repente no tanto en Latinoamérica, pero definitivamente en otras regiones del mundo. Al menos acá, creo que puede remontarse al elemento social alrededor de los opioides. Y el tratamiento y percepción de la droga.
Me preguntaste qué inspiró a esta película. Yo tenía un amigo, quien hace varios años experimentaba con pastillas para el dolor, específicamente opioides recreacionales. Y al final su adicción creció tanto que comenzó con la heroína, porque era más barata. Y poco después falleció. Así que siempre fue algo que nos molestó, pero en el momento no entendíamos nada sobre cómo y por qué pasaba esto. Era muy confuso para nosotros, porque era alguien de una buena familia, amorosa, solidaria. ¿Cómo es que esto pasa?
Entonces, cuando comencé a experimentar con este guion, empecé con un montón de investigación. Puedes hacer que el guion se sienta más auténtico y entretenido, porque sabes de lo que estás hablando. Encontré que los compuestos de ciertos opioides fueron creados por empresas farmacéuticas para obtener una patente. La pregunta, entonces, era: ¿qué tan seguras son estas medicinas? ¿Tienen propiedades adictivas? ¿Deberían ser distribuidas ampliamente?
Hace 10 o 15 años hubo un gran empuje porque algunas de las manufacturadoras decían que estas pastillas eran muy seguras, que tenían ciertos estudios que demostrarían que no causan adicción, y que podrían ser usadas para todo tipo de dolor. Realmente pusieron mucho dinero en el marketing de las pastillas, como si fuera un carro nuevo. Entonces, creo que esto animó a mucha gente a tomarlas, y a muchos doctores prescribirlas y ser menos controladores, a diferencia de mis padres por ejemplo, ambos psiquiatras.
En mi investigación encontré que hasta el 50% de la gente que toma un opioide, una pastilla para el dolor, incluso durante el tiempo normal y prescrito, desarrollará algún tipo de dependencia. Entonces, para algunos de ellos la situación se puede hacer grave, hasta el punto de ingresar al mercado negro o consumir heroína.
Yo creo que tenía que entender que el país simplemente no se despertó y decidió que se convertiría en un lugar de drogadictos. Había un interés corporativo, una dinámica de poder, y una motivación de ganancias, que incitó a que esto suceda. Asimismo, las agencias regulatorias del gobierno fracasaron, y no se informó al público de los peligros asociados a estas drogas.
Eso es muy interesante, porque creo que es algo que notas en la película. Porque lidias con tres historias distintas, una de ellas está centrada en las farmacéuticas grandes. Centrada en el personaje de Gary Oldman, que está realizando la investigación para esta nueva droga que supuestamente será menos adictiva, pero que en realidad es tres veces más adictiva que la pastilla normal. Pero también lidias con una historia muy personal, desde la perspectiva del personaje de Evangeline Lilly, cuyo hijo se muere básicamente debido a la gente involucrada en esta industria. Y por supuesto, tienes la otra historia, con el agente de la FDA que quiere detener, por lo que yo entendí, al proveedor principal de este tipo de drogas ilegales en la ciudad. Entonces, utilizas estas tres perspectivas para tratar este tema, y cómo afecta a la gente de poder, y a la gente que trabaja en contra de las drogas ilegales, pero también a la gente que solo intenta sobrevivir, y que puede terminar adicta a ellas.
Yo pensé que era importante desarrollar la historia desde estas perspectivas múltiples para darle una mirada exhaustiva, porque es un tema muy complejo. Y me encantan esas películas también, que ya no se ven tanto hoy en día. Podemos hablar del caso de González Iñárritu, y cintas como 21 Gramos, Babel o Amores Perros, o remontarnos al Robert Altman de películas como Vidas Cruzadas, a Tiempos Violentos de Tarantino o a Los Ángeles al desnudo de Curtis Hanson. Este tipo de películas no es que estén particularmente de moda, así que pensé que era tiempo de traerlas de vuelta.
Si solo te enfocas en una perspectiva, no tienes una mirada exhaustiva de todos los diferentes tentáculos y complejidades, porque las respuestas no son fáciles de encontrar. Yo creo que la gente tiene que estar más consciente. En la mayoría de tratamientos solíamos demonizar al adicto. Decíamos que el adicto es una mala persona. Y yo creo que eso es absurdo, cuando se convierten en adictos debido a algo que fue construido en un laboratorio por una empresa interesada en ganancias. ¿Entonces le echas la culpa a ellos? No tiene sentido. Pienso que crear consciencia sobre ello era uno de los objetivos de la película, más allá de solo ser entretenida.
Definitivamente, por muchos años, se ha demonizado a las víctimas, incluso de otras problemáticas, como la violación. Me gustó mucho de la película, el hecho de que se presentara a las víctimas de manera más positiva, y que se tratara de demostrar que hay otra gente responsable en esta crisis. Más allá de ello, tengo una curiosidad: tu anterior película salió hace casi nueve años. ¿Por qué esperaste tanto para hacer tu siguiente película?
Hicimos esta película en el 2019, así que en realidad comencé a hacerla en el 2018. Mi filme anterior lo terminé en el 2012, así que solo son cinco o seis años. Es verdad que la pandemia nos atrasó, pero igual es un tiempo considerable.
Había varias otras cosas que intenté desarrollar, pero por una razón u otra, no podíamos conseguir el dinero. Usualmente el problema es el dinero, no conseguirlo. O conseguir al actor correcto, y que no está disponible. Cada película, el hecho de que pueda existir, es un milagro. Solo sigues insistiendo, trabajando, y esto fue algo que tenía en la mente por varios años. Y luego pensé que era el momento adecuado. Estaba trabajando en otra cosa, y conocí a Gary Oldman, y queríamos hacer esa película juntos. Pero de pronto, escribí esto bien rápido, en seis meses aproximadamente. Se lo traje, y me dijo: “¿Sabes qué? Tenemos que hacer esto ahora mismo. Esta es una crisis de salud pública urgente”. Antes de la COVID-19, otra clase de entidad era la más grande asesina de gente a nuestro alrededor. En ese sentido, por fin llegó el momento de poner todo eso en pantalla.
También estaba pensando en el hecho de que es una historia no solo sobre las grandes farmacéuticas, sino también de las preocupaciones éticas sobre nuevas medicinas, y los opioides. Y decías que siempre —y esto es algo que también he visto— es difícil conseguir financiamiento para desarrollar este tipo de películas. ¿Cómo convences a la gente para que financie un proyecto como este, que no suena completamente comercial?
De todas maneras es un reto. Tenía mucho apoyo, parte del equipo de Arbitrage, mi película anterior. Había también nueva gente y nuevos patrocinadores: una empresa llamada Burn Later, Michael Suppes, y diferentes personas que vinieron, y que dijeron que el tema les resultaba relevante.
Vieron que la película podía ser viable. El mercado independiente es muy retador. Yo he tenido suerte con mis filmes en el pasado, así que lo desarrollamos y de ahí lo mostramos, y conseguimos a Universal Pictures y Warner Brothers para que lo distribuyeran por el mundo. Sabíamos que teníamos buenos partners para estrenarlo. Yo también invierto mi propio dinero en estas películas, así que la gente sabe que estoy ahí con ellos, que yo mismo me arriesgo, hasta cierto punto. Donde hay voluntad, hay un camino. Continúas trabajando, y cada vez que escuchas un “no”, dices “ok, ¿ahora a dónde vamos?”. Es como un tren. Un amigo mío, el director Richard Kelly, que hizo Donnie Darko, me dijo una vez que ser un cineasta es como estar en un tren. Algunas personas se suben al tren, y otras se bajan, pero el tren se sigue moviendo. Y tú estás manejando el tren. Así que esperas que ciertas personas se queden en el tren todo lo posible, y a veces, te encuentras con nuevas personas.

Gary Oldman como el Dr. Tyrone Brower. Fuente: IMDb
Me dijiste que tuviste que investigar mucho para esta película. ¿Qué tipo de investigación realizaste, o dónde tratabas de encontrar información sobre los opioides y los efectos que tiene en los adictos, y cómo es utilizado por las farmacéuticas?
Leí maravillosos artículos en Los Angeles Times. Habían hecho una investigación profunda de los fabricantes de opioides y lo que se sabía o no se sabía. Así que llamé a los reporteros. Y encontré a la reportera Lisa Girion, quien fue genial. Nos reunimos varias veces, y me dijo: “lee esto, lee aquello, esto es lo que tienes que saber”. Me compartió algunos de los documentos que descubrió. Y luego me presentó a Steve Opferman, un tipo maravilloso. Se había retirado del departamento del sheriff, y estuvo encargado del Grupo de Trabajo de Narcóticos Recetados de Los Ángeles. Él llegó a trabajar encubierto, y arrestó a muchos miembros de los cárteles.
Casi todo en la película estuvo modelado a partir de eventos reales. Los cárteles, los armenios, el contrabando, la creación de las pastillas de fentanilo, todo eso provino de las experiencias de Steve. Así que fuimos a los lugares reales, me llevó donde se intercambiaban drogas, a las casas de los criminales. Y me contó estas historias increíbles, y me dio videos de las actividades que realizó. La secuencia en que un paciente va a una clínica falsa y enseña los rayos X de perro, es un ejemplo.
Steve le decía a su equipo: “quiero que hagas algo realmente escandaloso, haz algo de lo que nunca podrían escaparse”. “¿Qué hacemos?”, le respondían. “Bueno, tú tienes un perro, ¿no? Lleva unos rayos X de tu perro, y dales unas pastillas”. Lo hacían, y ¡boom!, les daban pastillas. Porque hasta los doctores estaban adictos a las pastillas, y solo seguía dando prescripciones. Un tipo las hacía mientras la DEA entraba para arrestarlos. Realmente lidiaban con gente loca.
Steve fue un gran recurso. Pero también conocí gente en las industrias farmacéutica y de biotecnología. El 99% de estas compañías son geniales, y tienen una gran cultura. Me reuní con algunas de ellas. Un miembro de ellas a hasta se convirtió en productor ejecutivo en el proyecto, Sam Reich. Él me educó bastante, me ayudó a construir los laboratorios, los experimentos y la caja para ratones. Todo eso fue real, tal y como se haría.

Lily-Rose Melody Depp como Emmie Kelly. Fuente: IMDb