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El cine en tiempos del Coronavirus: una encuesta (I)

Algunos de los críticos de la revista Ventana Indiscreta respondieron una encuesta basada en tres preguntas: ¿Cuál película que represente algún tipo de virus recomendarías ver? ¿Por qué? ¿Qué crees que sucedería si el virus de esa película se propagara en el Perú? A continuación, la primera parte de los resultados. Próximamente, publicaremos la segunda. Ustedes también están invitados a responder estas preguntas en la opción de comentarios de nuestras redes sociales.

Redacción
ESPECIAL
/PANDEMIA
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Marzo 17, 2020

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1. Alejandro Núñez Alberca

¿Por qué?


Aunque el género de películas zombi está bastante explorado (su historia es mucho más extensa de lo que se cree), Shaun of the dead (2004) plantea aún hoy una exploración amena y próxima de lo que significa estar en crisis, si bien es solo por unas cuantas horas de pánico.


Formados por películas, cómics y series de televisión, los personajes de Edgar Wright tienen una idea vaga de qué hacer ante la crisis, incluso si es una noción tan errada como risible. Han sido preparados con imágenes irreales, las mismas que abundan en nuestros smartphones o en las pantallas de televisión. Se confirma entonces un hecho que, desde su estreno, solo se ha enfatizado: que todos legamos a las imágenes mucha más responsabilidad de la que admitimos. La imagen condiciona el mundo, no al revés.


Entre las peripecias de los personajes, sus torpezas y golpes de buena suerte, también se nos deja ver cómo un virus transforma ciudadanos comunes y los reduce al temido lugar del otro, aquel que solo puede ser aprehendido con miedo o con extrañeza. Incluso después de la pandemia, enclaustrados en supermercados, talk shows o programas de entretenimiento, Shaun of the dead nos hace reír pensando quiénes de nosotros somos zombis sin saberlo, narcotizados y en trance ante una vida que no demanda usar mucho la cabeza.



¿Qué crees que sucedería si el virus de esa película se propagara en el Perú?


Al momento que escribo esto, es sencillo imaginar el efecto de un virus semejante en el Perú. El pánico sería evidente y lo primero, y la organización necesaria para controlar el brote pandémico puede que llegue muy tarde, si bien en la película todo se resuelve de improvisto y a una velocidad apabullante. Un virus zombi en el Perú haría lo que hace cualquier pandemia en cualquier país: sacar lo peor y mejor de uno, los miedos, los resentimientos, las pasiones. Sería igualmente algo paradójico: época de bonanza para algunos y tragedia para otros. La risa es un privilegio que se consigue del otro lado de la pantalla.



2. Marisabel Ato

¿Por qué?


Es una película que la recomendaría incluso a la gente que no suele ver películas de zombis (a menos que no puedan ver sangre). No solo es impresionante a nivel técnico, sino que se siente distinta a las películas y videojuegos del género que ya se han visto antes. La mayoría de este tipo de películas sigue a protagonistas similares, con algunas pocas excepciones, normalmente siento que la película es más sobre el virus que sobre los personajes involucrados. Eventualmente esto hace que muchas de ellas se parezcan entre sí. La mayoría del grupo de Estación Zombie son personajes que no sueles ver en estas películas: señoras mayores, una mujer embarazada, una niña, un hombre indigente. 


El grupo principal no se escoge al azar o pensando en los típicos protagonistas de una película de acción o desastres. Es un grupo al que, en situaciones de desastre, normalmente se le da la espalda. Estación Zombie no solo es una buena película de zombis, es una buena película de personajes. En menos de la primera mitad de la película y sin la necesidad de largos diálogos te hacen entender las relaciones y afectos de estos personajes y por qué actúan como actúan. La película hace un comentario interesante sobre la naturaleza humana, resulta que eso ocurre en una película de zombis, pero son los personajes los que cargan la película. Logran que te importe lo que les importa y que te preocupe lo que les ocurre y eso eleva la emoción de la película, pues las escenas de acción no solo son buenas, sino que te tienen amarrado emocionalmente.



¿Qué crees que sucedería si el virus de esa película se propagara en el Perú?


Algo similar a la película posiblemente. Parte de por qué el virus se propaga tan rápido en la película es por cómo funcionan los zombis dentro de ella: son rápidos, se propagan por heridas y dependen de la vista y el oído. Las personas dentro de la película no reconocen a los infectados como zombis porque, como ocurre a veces en otras películas del género, el concepto no existe en su realidad. Es parte del por qué el gobierno habla de “ataques violentos” en lugar de infección o zombis, más allá del comentario que se hace sobre la manipulación de información. Las personas atrapadas en el tren también piensan en ataques de violencia o convulsiones antes de llegar a la conclusión de que es algún tipo de infección. 


Dado que en la película uno de los primeros brotes es en la ciudad de la que parte el tren, la gente no estaría preparada para enfrentar algo que no conocen. La ventaja que tienen los que están a bordo del tren es que tienen tiempo de reaccionar en un ambiente más controlado, a diferencia de las ciudades en las que el alto número de personas y la falta de información de cómo funcionan los zombis hacen que el contagio sea más rápido. El poder estar separados de los infectados por las puertas del tren les permite darse cuenta de que los zombis dependen de la vista, y el paso por los túneles les permite saber que si no hacen ruido no serán atacados en la oscuridad. Si la película estuviera situada en Perú, entonces, las zonas de alta concentración de gente, más cercanas al outbreak inicial, serían las más vulnerables, mientras que las zonas de difícil acceso tendrían mayor posibilidad de protegerse si no se interrumpe el flujo de la información.



3. José Carlos Cabrejo

¿Por qué?


En Parásitos mortales, un doctor da vida a un viscoso parásito con apariencia fálica que una vez que ataca a los seres humanos, les transmite una enfermedad afrodisiaca y venérea. La repugnante criatura tiene la capacidad de introducirse en orificios bucales o íntimos, y sus víctimas se convierten en seres de una lujuria voraz, insaciable. Una vez infectadas, se mueven como los espectros de Carnaval de almas (1962) de Herk Harvey, y asedian a quienes aún no se contagian de su mal con la inquietante lentitud de los zombis de La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero.  Lo que hace diferentes a estos personajes de Parásitos mortales es su apetito animal por el sexo, representado sin ninguna clase de censura o tapujo, como en las primeras películas de Luis Buñuel, afines con la idea surrealista de André Breton de desactivar el control de la razón o cualquier tipo de preocupación moral o estética.


Este clásico de culto de David Cronenberg, el maestro del body horror, muestra imágenes apacibles de los interiores de un edificio en los alrededores de Toronto, de fondos blancos que poco a poco se ven manchados de sangre. Con frialdad clínica, el cineasta va describiendo el tránsito de una vida ordenada y normal hacia el salvaje caos de la carne. En una escena, un personaje siente que uno de estos parásitos está a punto de salir de su estómago. Es una criatura de connotaciones violatorias y que invade un cuerpo masculino, lo que hace notar su carácter visionario. Se adelanta a algunas de las imágenes más impresionantes de Alien – El octavo pasajero (1979) de Ridley Scott.


Parásitos mortales es incómoda y fascinante a la vez. Por supuesto, no se pierdan otra película de Cronenberg dedicada a un virus: Rabia (1977). Con el maestro canadiense nunca hay pierde.



¿Qué crees que sucedería si el virus de esa película se propagara en el Perú?


Si fuéramos infectados por las criaturas de Parásitos mortales, se acabarían las diferencias que tanto separan a los peruanos. Se daría fin a todo aquello que separa a las personas de La Molina y de Ate, de la izquierda y de la derecha, de la U y de Alianza Lima. Unida la Costa. Unida la Sierra. Unida la Selva. Todos harían el amor en medio de una orgía apocalíptica.



4. Carlos Esquives

¿Por qué?


Si me hablan de virus, entonces no puedo dejar de pensar en una ciudad envuelta en llamas; o sea, presa del pánico. Fue así cómo se me vino a la mente esta película, un filme menor en la filmografía de Elia Kazan, aunque no deja de ser una lección de contingencia para cualquier realidad que se vea intimidada por un virus. Dicho esto, en lugar de elegir una película que me gusta mucho, preferí elegir una película idónea para la situación. Lo que sucede en su trama no es lo que el título reza, sino todo lo contrario. Por paranoico que sean algunos de sus personajes, vemos a un protagonista tomando las riendas con consecuencia, precaución e inmediatez. Me parece, son tres palabras claves para confrontar la coyuntura en la que estamos inmersos. Ahora, existe otra razón de por qué elegí esta película. Me fascinan esas películas en las que Estados Unidos fantaseaba con sus miedos. Década del 50, el comunismo, el macartismo, la paranoia pública. Un virus como equivalente a una infiltración comunista que debe ser erradicada de raíz. ¿Por qué no verla desde esa perspectiva? Y quién mejor que Elia Kazan para señalar comunistas.



¿Qué crees que sucedería si el virus de esa película se propagara en el Perú?


El virus de Pánico en las calles tiene mismas formas de contagio que “nuestro” virus, aunque no es tan agresivo como el de la película. De suceder el caso, digamos que se triplicaría todo, desde los infectados hasta la histeria.



5. Sebastián Zavala Kahn

¿Por qué?


La recomiendo porque se trata de un excelente thriller que demuestra de manera muy verosímil las consecuencias sociales, humanas y económicas que traería consigo el que la raza humana se vuelva infértil de la noche a la mañana. La película está dirigida con elegancia y realismo por Cuarón, haciendo uso de una cámara que siempre sigue de cerca a su protagonista, Theo Faron (Clive Owen), manteniendo una perspectiva íntima de los terribles eventos que se llevan a cabo. Pero más importante, es un retrato de la manera en que los humanos reaccionarían a un mundo en donde ya (casi) nada tiene importancia; de un mundo que, aparentemente, tiene fecha de caducidad, pero que de pronto encuentra un potencial rayo de esperanza.



¿Qué crees que sucedería si el virus de esa película se propagara en el Perú?


Si de pronto el Perú entero se volviese infértil, me temo que la situación sería muy similar a la del Londres de Hijos de los Hombres. Y dicho punto de vista fue reforzado por lo que he podido ver en las noticias durante la pandemia actual del Coronavirus: caos, gente exagerando y actuando egoístamente, personas comprando y llevándose cosas que no necesitan. De repente la situación no sería tan extrema como en la película —me gustaría pensar que el gobierno todavía podría mantener el orden, y la sociedad seguiría funcionando de manera muy similar a como lo hace ahora—, pero tampoco me sorprendería si surgiesen grupos extremistas y/o religiosos, o agrupaciones anárquicas que inciten al caos. No es una conjetura particularmente optimista o feliz, pero Hijos de los hombres ciertamente demuestra que la visión de Cuarón y su pequeño ejército de guionistas no era del todo ficticia.

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