Óperas primas latinoamericanas del Festival de Cine Render
- Gustavo Vegas
- 6 may
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Culminó el Festival de Cine Render y aquí un repaso por las cintas que formaron parte de la sección de óperas primas latinoamericanas, que contó con un Jurado Joven conformado por 15 estudiantes y trabajadores audiovisuales, así como cinéfilos de otras carreras.
Por Gustavo Vegas Aguinaga ESPECIALES / FESTIVAL RENDER

La séptima edición de Render, Festival de Cine con participación internacional contó con una notable selección de óperas primas latinoamericanas que fueron proyectadas en la sala de cine Armando Robles Godoy del Ministerio de Cultura. De las cinco obras, dos fueron peruanas y tres extranjeras. Se trató, asimismo, de cuatro películas documentales y una ficción.
La cinta que se llevó el premio del Jurado fue Paucartambo (2024) de Michael Net y William Bustos. El carnaval cusqueño fue presentado a través de una mirada juvenil y jocosa como adulta y seria. La juguetona y cómplice narración en off de Augusto Casafranca le da un toque fresco a las imágenes logradas por Net y Bustos, que combinan secuencias intensas y montadas sin respiro (la festividad es así), con momentos más silenciosos o de distensión. Hay mucho cariño, pero también curiosidad en el trabajo. La secuencia nocturna de la representación de las peleas es sublime y la escena del canto de los niños también destaca por su manera de retratar cómo el carnaval perdura a través de las generaciones (y de la cámara).

Por su parte, Roberto Flores Muñoz trabaja en El huatrila una historia que alterna entre presente y pasado para intentar reconectar con las raíces y la identidad de un personaje que, alienado por la capital y su educación privilegiada, ve a su lado andino como una otredad ajena a él. Así el viaje con el padre es una introspección en la cual hurga en su memoria la fuerza que necesita para colocarse la máscara del huatrila y quitarse la que le otorgó el colegio. Así, hay una dicotomía entre la vida escolar (represión) y la fiesta en Jauja (libertad), y se elabora una circularidad interesante entre el inicio y el cierre del film. Tanto Paucartambo como El huatrila exploran festividades de la región andina peruana y alternan entre colores vívidos para pasar a un blanco y negro solemne y de quietud.
Del lado de las cintas internacionales, Wacay, mujeres del tabacal (Belén Revollo, 2024) destaca en tanto evidencia sus tres capas o secciones desde el montaje, el tono y narrativa, así como en la propuesta visual. Las imágenes van desde grandes planos generales y abiertos del campo, los horizontes y las plantas, pasando por interiores, casas y conversaciones hasta llegar a detalles de cada mujer protagonista en sus facetas más íntimas e introspectivas.

Estancia (2024), por su parte, es un documental colombiano de Andrés Carmona que, a través de un minimalismo expresivo y distendido, representa cómo Medellín condena al olvido a los ancianos y generaciones antiguas (así como su historia y patrimonio cultura) empleando el hogar momentáneo de un grupo de adultos mayores. Resalta la desconexión entre los personajes que habitan el mismo espacio como un reflejo de la sociedad colombiana en una ciudad veloz que no espera a nadie. Allí vemos los últimos tránsitos de la vida de varios donde todo es memoria y el abandono es el único e ineludible futuro. Destaca también la capacidad de Carmona y compañía para obtener imágenes que, desde su lenguaje, refuerzan las ideas centrales del documental a medida que presentan a los personajes errantes en sus espacios o retratan cómo estos son sometidos por lo que los rodea.
Los adultos mayores son protagonistas en Estancia y en Había una vez, hace 40 años… Los primeros viven en el abandono mientras que las segundas son narradoras de cuentos y poemas. Finalmente, Flavia Mertehikian en Había una vez, hace 40 años… (2024) da cuenta de las nobles labores del Club de abuelos narradores de Mar del Plata y cómo en una sociedad que los descarta y los echa de lado, saben crear y dedicarse al arte no sólo para sentirse alegres, joviales y útiles, sino también para establecer una conexión con los más pequeños. Así se establece un lazo entre dos generaciones distintas y distantes: a través de la literatura, el arte y el cariño.
