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Adrián Saba es un director de cine y guionista peruano. Ha dirigido las cintas El limpiador (2012) y El soñador (2016). El cineasta habló con nosotros sobre La erección de Toribio Bardelli, a estrenarse el 26 de octubre. Cuenta la historia de un hombre mayor, que, junto a sus cuatro hijos, ya adultos, forman una familia disfuncional y fracasada. A punto de cumplir 70 años, Toribio perseguirá su único objetivo en la vida: volver a tener una erección. La cinta fue elegida para representar a Perú en los premios Oscar.
Por Alberto Ríos ENTREVISTAS / CINE PERUANO
¿Qué tan difícil puede resultar hacer cine en el Perú?
Se vuelve más complicado mientras más crecen los proyectos porque se requieren más recursos. Sí bien el Ministerio de Cultura apoya, no estamos al mismo nivel que otros países en la región. Nosotros hicimos la película con el apoyo de coproducción brasileña y también con fondos de Ibermedia. Esos son fondos a los que uno postula de manera anual. Si no los ganas, se debe esperar hasta el siguiente año para poder postular nuevamente.
La película se filmó en 2019 ¿Se vio afectada por la pandemia?
De cierta forma se desestabilizó el mundo entero y la industria del cine también. Los festivales pasaron a ser online. Algunas ediciones se cancelaron. Tuve la suerte de que la cuarentena me tocó en montaje y no estaba a punto de estrenar o de rodar. Tengo compañeros que estaban en esa situación. En mi caso tuve tiempo para editar tranquilamente. Sobre todo porque la película requería muchísima mano fina para determinar el tono y contar la historia que yo quería con cuatro personajes.
Es una película que yo siento que es un paso distinto en lo que es tu carrera. Haces una pequeña incursión en la comedia dramática. Se dice que la comedia es uno de los géneros, que es más difícil de manejar.
Fue un reto poder incursionar de una mayor manera en lo que es la comedia y por supuesto creo que es un género difícil. A mí los retos me atraen. Todo el mundo tiene sentido del humor. A todo el mundo le gusta la comedia de una otra u forma. El humor particular de la película también es muy cercano a mí, solo que no lo había podido expresar hasta el momento. Siento que es mi película más cercana. Yo quería tomarme en serio la comedia y quería llegar a darle un significado más allá de lo que puede ser un chiste. La comedia también, por ejemplo, suele filmarse en clave alta. Sin embargo, toda la película sucede casi de noche, con mucho contraste. Entonces sí era algo que a mí me atraía mucho, que era unir el humor con una profunda tristeza, una honda soledad. A la vez, usamos referencias visuales, como pinturas.
Hablas de pintura, se me ocurre que Edwar Hooper pudo haber inspirado la estética.
Sí, has dado en el clavo. Fue el punto de partida de todo en nivel de fotografía: los encuadres, la luz y los colores usa la película.
En La Erección de Toribio Bardelli destaca el trabajo fotográfico sobre tus anteriores películas: el uso de claroscuros, el manejo de la luz, el uso de colores neón ¿Es parte de tu evolución como director?
Creo que el crédito se lo tiene que llevar Christian Valera, el director de foto. Todo empieza por el simple hecho de que gran parte de la película sucede en noche. Entonces eso nos lleva a utilizar iluminación artificial, no la luz de día. Junto con Christian y Blanca, la directora de arte, empezamos a pensar de qué forma podíamos iluminar la película más allá de los tachos convencionales y también de qué forma la luz puede participar en la película de dentro del encuadre. Arte y dirección de foto trabajaron muy de cerca con respecto a qué utilería de luces se ponía, o qué focos se iban a llevar también.
En El Limpiador usaste un elenco donde primaban los actores no profesionales. Luego en El soñador trabajaste con Manuel Gold. ¿Cómo ha sido esta experiencia de poder trabajar con Gustavo Bueno o Gisela Ponce de León?
Ha sido un lujo, la verdad. Yo quería trabajar con todos los actores que tuve en pantalla hace mucho tiempo. Todos son muy distintos y aportan a la película de maneras diferentes. Gustavo Bueno es un ícono de nuestra cinematografía. No había locación a la que íbamos donde no lo reconocieran. Él ve mucho cine. Me decía: “Adrián mírate esta peli o esta otra”. No cómo referencia, sino para hablar de cine. Su película favorita, no sé si ha cambiado, es The Apartment de Billy Wilder.
Algo que destaca en la película es el tema de los personajes rotos. Todos están buscando adaptarse a una nueva identidad, o a un cambio. ¿Cómo nace la búsqueda de explorar este tema?
Es una gran pregunta. Creo que de cierta forma es una búsqueda que acompaña a las películas anteriores. La de tratar a personajes con la vida a medio hacer. Si bien hay mucha melancolía, están bastante rotos, a mí lo que me interesa es cómo se reconstruyen. Y sí bien la película tal vez no te da todas las respuestas, la intención es ver que algo de luz hay. Es casi como un duelo por la misma existencia, que creo que es un tema del que se habla poco. A veces hay un pesar con el existir que es bien difícil de poner en palabras.
La comedia que manejas puede ser un poco satírica, pero también tienes momentos de luz, ¿Es en esos momentos simples donde podemos simplemente disfrutar la vida?
Es bien importante también que la comedia evoque ternura. La vida aparentemente puede estar en una situación dura, pero siempre tiene dos lados y mucha ironía. A mí me interesa mucho llegar a poder mezclar ambos lados. Charles Chaplin decía que la comedia se filma de lejos y el drama de cerca. A mí me interesaba poder unir ambos sentimientos a un nivel audiovisual.
Mencionabas que deberíamos tomarnos la comedia más en serio. Perú es un país donde se hace mucha comedia, ¿Por qué crees que no se toma en serio?
Porque creo que es fácil no tomársela en serio. Requiere un poco más de trabajo formular un significado alrededor del chiste y no caer en la risa fácil. Creo que me interesa jugar con los géneros. El Limpiador aparentemente es ciencia ficción, pero no es tu ciencia ficción clásica con zombis y naves. Me interesa mucho coger un género y acercarlo a mí para darle otro sentido.
¿Y tienes algún otro proyecto en el horizonte?
No, todavía no hay nada. Todo es muy incierto. Ideas hay siempre, miles, pero hay que trabajarlas.