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Wes Anderson: amor a la francesa

Amado por muchos (quizá en demasía), Wes Anderson ha sido capaz de formar un culto alrededor de su obra. Pero, entre tantos colores pasteles y simetría, es interesante ver atrás y conocer las fuentes de su estilo tan particular, en particular las francesas.


Por Mariano Viza ESPECIALES / WES ANDERSON

Wes Anderson

Wesley Wales Anderson, o simplemente Wes Anderson, es uno de los directores que está dejando una huella en el cine actual y en la historia del cine en general. Probablemente si uno va a una facultad de cine y pregunta a los estudiantes por su director favorito, el nombre de Anderson suene por lo menos una vez. Su estilo tan particular generó una especie de culto entre sus fanáticos y casi un remedo en las tendencias de TikTok generado por las marcas en búsqueda de vistas y likes. Incluso se han generado imágenes de películas falsas o franquicias bajo el estilo de Anderson que, al menos para mí, no genera asombro sino repelo.


El mismo director ha comentado que aborrece ver este tipo de imágenes o videos que homenajean o parodian su estilo cinematográfico, creyendo que lo limitan netamente al cierto uso de los colores o de encuadres.


Al ver estos videos o imágenes que recrean el estilo del director, es válido preguntarse: ¿quién o quiénes influyeron a Wes Anderson? Para responder, me centraré en los rasgos más característicos de sus obras.

Wes Anderson
Fuente: Collider

LAS RELACIONES

François Truffaut en Los 400 golpes retrata, a modo semi autobiográfico, la infancia terrible del pequeño Antoine Doinel quien se refugia en el mundo del crimen a modo de juego hasta llegar a un centro juvenil. La cinta de Truffaut muestra esta jocosidad en las situaciones que vive el pequeño francés sea en la escuela, con su amigo mientras caminan por la ciudad, o en su casa con sus padres, que no se llevan para nada bien. Lo mismo sucede en Un reino bajo la luna con el personaje de Sam y su entorno. Vive con padres adoptivos que no lo quieren y escapa de casa para experimentar el amor.


Tanto Truffaut como Anderson nos muestran las relaciones fallidas de sus personajes, lo que sucede también en Los Excéntricos Tenenbaums en la que el padre, interpretado por Gene Hackman, trata de reconciliarse con sus hijos en base a una mentira. Quizá sea la forma en cómo Los 400 golpes retrata la Francia de ese tiempo, centrándose en vínculos familiares y disfuncionales, lo que llevó al mismo Anderson a tomarlo como punto de partida y de conflicto para sus personajes.

Los 400 Golpes
"Los 400 Golpes" (1959). Fuente: film freedonia

EL COLOR

Uno de los rasgos más característicos de su obra es el uso del color en cualquiera de sus formas, partiendo del vestuario, los escenarios o la fotografía misma. Casi siempre en tonos cálidos como en Los excéntricos Tenenbaums o en Un reino bajo la luna, donde priman distintos tipos de amarillos, por mencionar un ejemplo en específico.


Esto, podría decirse, que viene influenciado por la obra de Jean-Luc Godard, especialmente por Pierrot el loco y su empleo del vestuario y el color. En esta cinta del cineasta francosuizo, se juega mucho con los colores: en la pintura que lleva puesta en el rostro el personaje de Pierrot, el vestido rojo de Marianne Renoir o en los automóviles que cruzan los colores característicos de ambos, azul y rojo. Este juego de colores se evidencia en Los excéntricos Tenenbaums con los 3 personajes que utilizan un buzo Adidas de color rojo resaltado en cada cuadro en el que aparecen.

Pierrot el loco
"Pierrot el loco" (1965). Fuente: BAMF Style

Otros ejemplos son los uniformes amarillos de los scouts en Un reino bajo la luna o los uniformes morados de empleados de hotel en El gran hotel Budapest. Pierrot el loco evidencia una predominancia del azul sin caer en una saturación semejante a lo largo de su metraje. Wes Anderson adopta esa preocupación por el color y la eleva a la décima potencia, lo que hemos visto en casi todas sus películas. El director toma lo que más aprecia y luego lo vuelve suyo.

El Gran Hotel Budapest
"El Gran Hotel Budapest" (2014). Fuente: Pathé

LOS CORTES

Otra característica en la obra de Wes Anderson son los cortes que hace en sus películas. Sea para cambiar el contexto de las escenas, cambiar el ritmo de la cinta o para darle cierta dosis de particularidad a una secuencia en particular. Godard también podría haber influido en esto al haber sido quien rompió en cierta medida la norma de los cortes limpios, tal como lo hizo en Sin aliento. Claro ejemplo de ello son las escenas de conversación en el automóvil entre Michel Poiccard y Patricia Franchini, en las que, para el momento, era disruptivo que se corten los planos entre los diálogos “interrumpiendo” la concordancia visual y narrativa.


En la obra del americano se evidencia esta técnica. Por ejemplo, en Bottle rocket, cuando prueban las pistolas en el campo no vemos nunca como cambian de pistola en pistola ni como las recargan. Lo que hace Anderson es desprenderse de esas acciones e ir directo a los disparos, dando la sensación de saltar en el tiempo.

Bottle Rocket
"Bottle Rocket". (1996). Fuente: Internet Movie Firearms Database

El uso de textos en los planos también está presente tanto en la obra de Godard como en la de Anderson. En Masculino-Femenino, Godard, para cambiar de escena o recalcar su mensaje político, hace uso de diversos textos en la pantalla. Lo mismo ocurre en Rushmore cuando se nos muestra al personaje de Max Fischer atravesar, plano por plano, distintos equipos de su escuela.

Masculino-Femenino
"Masculino-Femenino" (1966). Fuente: AIGA Eye on Design
Rushmore
"Rushmore" (1998). Fuente: YouTube

¿GUERRA DE NIÑOS O JUEGO DE ADULTOS?

Cuando uno ve el uso de las armas en las cintas de Wes Anderson, se aprecia que se parecen más a un juguete que a un arma blanca o de fuego. Por ejemplo, en Un reino bajo la luna, la sangre, las navajas de los boy scouts o las flechas se nos presentan como juguetes a escala, casi inofensivos. Pero cuando estos son utilizados para hacer daño, lo cual sucede en el metraje, y se ve la sangre salir, vemos la magnitud del daño, que también es representado como un chiste. En El gran hotel Budapest sucede lo mismo. Las armas tienen un sentido cómico, como si estuviésemos viendo algún tipo singular de obra de teatro, y los personajes estuviesen utilizando props para representar a un vil sicario o a un policía de mentira.


Quizá el americano haya extraído esto también de Godard, quien también dirigió La Chinoise, cinta en la que se usan juguetes como representación de armas o vehículos de guerra. El arco y flechas que utiliza el personaje de Léaud son juguetes de niños, y las pistolas parecen de escala o una versión en miniatura infantilizada. Casi todos los props utilizados responden a una estética pop. Pero Godard, a diferencia de Anderson, lleva estos recursos a la búsqueda de dejar en el espectador un mensaje político.

Un reino bajo la luna
"Un reino bajo la luna" (2012). Fuente: Focus Features
La chinoise
"La chinoise" (1967). Fuente: El norte de Castilla

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