Retrospectiva Misión Imposible. Parte uno: conociendo a Ethan Hunt
- Marcelo Paredes
- hace 2 días
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La saga de Misión: Imposible es mucho más que un conjunto de películas de acción; es un recorrido que explora quién es Ethan Hunt y qué significa ser un héroe en un mundo que cambia constantemente. Desde la primera entrega hasta las más recientes, la franquicia no solo ha elevado la espectacularidad de sus escenas, sino que también ha profundizado en la vulnerabilidad, las dudas y el compromiso humano detrás del personaje.
Por Marcelo Paredes ESPECIALES / MISIÓN IMPOSIBLE

El mundo de Misión: Imposible es amplio y fascinante, donde la figura central de todo, Tom Cruise, no solo nos entretiene con sus desafiantes acrobacias, sino también demuestra un amor por el cine tan especial que usó cada película para probar las diversas posibilidades que este arte ofrece: puede dar introspección y entretenimiento por igual. Esta es una saga que ha pasado por muchos directores, con algunos siendo muy buenos en lo que hacen y aportando su impronta en cada una, sobre todo en las primeras cuatro películas. Sería recién con la llegada de Christopher McQuarrie, a quien ya abordaremos más adelante, en la quinta parte que se toma un rumbo único, con el personaje principal teniendo una dimensión más compleja, enfrentándose a desafíos que van más allá de lo físico, donde la moral, la empatía y el bien común toman un papel central.
Cada película va sumando algo a esta reflexión, haciendo que la saga sea un viaje que equilibra adrenalina con preguntas sobre la identidad y la mortalidad, consolidándose como una de las mejores y más humanas sagas del cine de acción contemporáneo. Por ahora, en esta primera parte, procederé a comentar las primeras tres películas, hechas por tres directores diferentes, con cada uno teniendo una voz muy singular que, sin proponérselo, sentarían las bases de quién es Ethan Hunt y qué conflictos enfrentará una vez que decida aceptar su misión.
Es con esta breve introducción que doy por iniciada la retrospectiva. Una vez publicados los tres bloques en los que iré comentando las primeras siete entregas, dando así por finalizado el repaso, se procederá con la crítica a la más reciente entrega titulada Misión: Imposible – La sentencia final.

Misión: Imposible (1996): dejando atrás lo viejo y dando paso a lo nuevo
El inicio de todo. Acá tenemos un primer vistazo de Ethan Hunt, quien entra en calidad de outsider, siendo ese reemplazo del protagonista de la serie original en la que el filme se basa, teniendo acá un rol muy distinto, generando quejas entre los fanáticos y el mismo elenco. Como es clásico en las películas del director elegido para inaugurar la saga, el maestro Brian De Palma, vemos a un Tom Cruise menos temerario, pero sí más cerebral, envuelto en una red de traiciones, vigilancia constante y máscaras que no solo serán un gadget más, sino también van a simbolizar ese juego de dobles, algo clásico del director, donde la confianza será algo puesto siempre en tela de juicio, sembrando desde ya el desencanto que Ethan siente hacia el sistema para el que trabaja.
Cada vez que revisito la película, quedo más fascinado que antes. De Palma, con su obsesión por las pantallas, los dobles y múltiples puntos de vista, entrega una cinta centrada en observar al enemigo y en observarse a uno mismo. Todo está mediado por dispositivos: cámaras, grabadoras, lentes, proyecciones. Nos exige mirar con atención, porque el peligro puede estar más cerca de lo que pensamos, disfrazado de aliado. Como en otras cintas suyas, el protagonista se convierte en un peón dentro de un juego que lo sobrepasa, tratando de reconstruir la verdad en un mundo de simulacros.

Debo decir a modo de curiosidad que la última vez que vi la película, con motivo de este repaso, lo hice en Pascuas, lo cual resulta interesante si pensamos en cómo acá también el cineasta "resucita" una serie de antaño “desenmascarando” a Jim Phelps, el antiguo protagonista, ese mal elemento otrora central en la historia, para darle una nueva vida a la franquicia que de ahora en adelante será comandada por Ethan Hunt. Este, a su vez, luego de estar a punto de perderlo todo, incluida la fe en el sistema por el que creía luchar, vuelve a salir a la luz como un hombre nuevo, tomando su propio rumbo al momento de hacer las cosas y encontrando en el camino a quien sería de uno de sus primeros y más importantes aliados: Luther Stickell.
Por último, decir que está bien filmada ya es casi un lugar común, pero siempre vale la pena recordarlo, porque lo está. Ver una secuencia como la de Langley emociona de un modo que no puede describirse: ese dominio absoluto de la puesta en escena, la tensión física, el silencio, el espacio convertido en trampa. Es cine de precisión, como una bomba que se activa si respiras mal. De Palma convierte una simple intrusión en una coreografía de tensión pura, donde todo puede fallar por un leve roce. Gracias, muchas gracias, maestro, por dar inicio a esta saga de una forma así de magistral.

Misión: Imposible II (2000): donde nació el héroe
Al igual que la primera parte, esta es una película a la que le voy agarrando más cariño con el pasar de cada visionado, pero lamentablemente, en mi opinión, se mantiene como la menos buena. Es un hecho que, si la comparamos con las entregas posteriores, hay muchos elementos que hoy se sienten obsoletos, tanto en lo referente al protagonista como en la estructura misma. Sin embargo, creo que fue a partir de aquí que nació la figura de Ethan Hunt, o al menos un primer boceto de ella.
Teniendo como base lo construido por Brian De Palma, John Woo toma a un protagonista que desenmascaró al verdadero mal para ahora convertirlo en el héroe central del relato. El monólogo que abre la película ya lo advierte, reconociendo que no puede haber héroe sin villano, y presentando a quien en apariencia sería la antítesis definitiva de Hunt como el primer gran objetivo a vencer. Y sí, sé que al decir “gran” estoy siendo algo generoso, porque Ambrose está lejos de ser uno de los mejores antagonistas de la saga. Sin embargo, basta con que el cineasta lo convierta en una suerte de clon malvado de Ethan (la primera vez que lo vemos es, precisamente, bajo su apariencia) para que se entiendan esas ganas de llevar la historia a un nivel más épico.
De nuevo, la falencia recae en que dicha épica no termina de evidenciarse con lo que vemos. La trama es algo simplona y de escala pequeña si la comparamos con lo hecho antes y después. Sin embargo, dejando eso de lado, no deja de ser una entretenida cinta de acción que llevó al extremo por primera vez las habilidades temerarias de Tom Cruise. También nos ofrece un primer vistazo a lo que será, en el futuro, la importancia del equipo y, sobre todo, de los personajes femeninos, un aspecto que se irá refinando con cada entrega.

Aunque Woo esté algunos peldaños por debajo de De Palma, no deja de ser un cineasta interesante al encarar esta continuación, en la que imprimió su característico sello. Al no repetirse luego, esta entrega se mantiene como una curiosidad dentro de toda la saga, la cual sigue siendo la menos buena de la saga, sí, mas no una mala película como se dice mucho.
Misión: Imposible III (2006): Ethan Hunt espía vs. Ethan Hunt esposo
Tal vez algo que se le podría criticar a esta tercera parte es que carece de momentos realmente memorables, a diferencia de las otras entregas de la saga. De todos modos, no deja de tener grandes secuencias de acción, bien pensadas desde la puesta en escena, como la del Vaticano. Asimismo, otra debilidad podría ser que la trama, si se analiza con detenimiento, no sabe realmente a dónde quiere ir. Cambia en más de una ocasión de objetivo, sin establecer un peligro claro al que el protagonista se enfrente. En ese sentido, uno puede sentir que incluso la presencia escalofriante del antagonista interpretado por Philip Seymour Hoffman (uno de los mejores villanos de la saga) termina perdiendo peso ante esa falta de rumbo claro.
No obstante, creo que estas cuestiones, que a simple vista podrían parecer incoherencias, sirven de todos modos para explorar algo que posiblemente Tom Cruise, junto a J.J. Abrams, quiso trabajar en esta cinta: qué es lo que realmente mueve a Ethan Hunt como espía. Recordemos que Cruise es, en cierto modo, el gran autor detrás de estas películas, y al menos en estas tres primeras entregas, lo que ha buscado es darle forma al personaje. Primero prueba sus habilidades; luego da paso a sus sentimientos, haciéndolo más tridimensional en el camino.

En más de un momento se hace mención al pasado, algo que para el protagonista significaba calma, y estar casado con Julia representaba un regreso a ese pasado. El error de Ethan está en querer vivir eternamente en esa idea, creyendo que, al hacerlo, todo lo que hizo después quedará borrado. No se da cuenta de que, eventualmente, ese pasado volverá con fuerza, poniéndolo al borde de perderlo todo: su matrimonio y la confianza en sí mismo, especialmente al tratar de convertir su experiencia en una lección valiosa para el futuro (como en el caso de la agente que entrenó). La presencia de Davian, más allá de su clásico plan malévolo, sirve para remecer a Ethan internamente. No en vano los chips que implantan provocan explosiones dentro del cerebro: una metáfora sobre su capacidad en duda, tanto como espía como hombre, al no poder proteger a quienes ama.
Ahí radica lo interesante de esta continuación. Sí, es cierto que Abrams pudo darle un mejor ritmo (así como reducir el exceso de cortes y planos cerrados en la acción) y una trama más redonda. Pero el hecho de que, al final, ni siquiera sepamos qué era realmente el rabbit’s foot deja en claro, como buen MacGuffin, que lo importante no era eso. Lo que realmente importa aquí es la integridad de Ethan como persona. Y si puede lograr el balance perfecto entre esposo y espía, recién entonces no habrá una misión que le sea imposible.
Hasta aquí damos por finalizado el primer bloque. En la siguiente parte abordaremos la cuarta y quinta película (Misión: Imposible – Protocolo Fantasma y Misión: Imposible – Nación Secreta).

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