top of page

3er Festival Andares: “Milch Ins Feuer” (2024) y las granjas moribundas

Vista como parte del III Festival de Cine Contemporáneo Andares, esta película condensa la vida de tres generaciones de mujeres y su trabajo en las granjas, así como sus sueños, mientras combina la ficción con rasgos de documental.


Por Gustavo Vegas Aguinaga                                       FESTIVALES / FESTIVAL ANDARES

"Milch Ins Feuer" (2024). Fuente: FILMFEST MÜNCHEN
"Milch Ins Feuer" (2024). Fuente: FILMFEST MÜNCHEN

La alemana Justine Bauer realizó Milch Ins Feuer como proyecto de graduación de sus estudios de cine y vale decir, desde ya, que ha de aprobar con creces. La película destaca por su pasividad y su estética contemplativa de la vida en la campiña desde los créditos iniciales en los que Katinka, la muchacha protagonista, se balancea en un columpio, como si oscilara entre la vida dedicada a la granja familiar o algún otro rumbo. Es ahí donde inicia la historia: en los vaivenes de la indecisión durante los tiempos modernos. Katinka salta del columpio a las aguas levemente inquietas para descubrir qué hacer con su juventud.


Bauer examina también los roles de género tanto a través de las acciones de los personajes como a través de la narración de Anna, quien da detalles de esa vida campestre: como mujeres, se les inculca casarse con algún hombre que posea acres de tierra para cuidarla y sacar provecho de ella. Milch Ins Feuer se sitúa, como el columpio, en el medio de los tiempos que se van y los que vienen, pues, tal como Anna confiesa con su voz en off, no sólo las granjas van quedando en el olvido, sino también las ganas de casarse. Son otros los tiempos y otras las mujeres. Con poco y sin nura mirada que la romantice, Bauer logra contar mucho sobre la realidad de la vida en el campo, así como sobre los anhelos de las distintas mujeres que trabajan estas tierras.


De este modo nos topamos con ciertas comparaciones entre la vida de las chicas de la granja y los elementos de la misma, desde los animales hasta las máquinas, como la madre de Katinka que tras tener cuatro hijas se lleva bien con las vacas por, según Anna, haber producido bastante leche. La madre, en su experiencia, sabe reconocer un embarazo y se percata del de Anna, quien compara un alumbramiento con las máquinas que expulsan heno y no quiere tener al bebé. Si da a luz a la criatura, se perpetúa el ciclo en el cual esa pequeña persona tendrá que crecer para vivir en la granja y cuidarla y eventualmente casarse y tener otros hijos. Las granjas van muriendo poco a poco porque el mundo que las rodea las olvida (lo vemos a través del vecino que clama por ayuda) y porque la sociedad avanza hacia un rumbo en el cual los hijos de granjeros tienen otros anhelos.

"Milch Ins Feuer" (2024). Fuente: FILMFEST MÜNCHEN
"Milch Ins Feuer" (2024). Fuente: FILMFEST MÜNCHEN

A través de la figura de un grupo de caracoles amontonados unos sobre otros, casi inmóviles, la joven cineasta alemana nos ofrece su visión del grupo de mujeres de estas granjas que van desapareciendo: están todas ahí, agrupadas, sin ir a ningún lugar. Entre el embarazo de Anna y las breves pericias del resto de chicas, Katinka sí desea dedicarse al campo, aunque la película nos muestre que quizá no sea este su destino: no logra montar un toro gigante ni deshacerse de un gato y siempre está en sostén, un gesto de Bauer no sólo para representar su personalidad, sino para graficar ese cambio generacional donde ya no existe una “ropa de granjero” y una mayor libertad para establecer una identidad.


La madre extrae la leche de las vacas y al no percatarse de la presencia de Katinka le pregunta dónde estaba. “Siempre he estado aquí”, dice ella, para referirse a esa habitación, pero Bauer emplea esta línea para hablarnos sobre toda la vida de Katinka: no conoce un lugar distinto a esa granja, no conoce más vida que esa y tampoco quiere. La directora emplea la cámara para mostrarnos las rutinas, el trabajo, las conversaciones, todo lo que se oculta detrás de las idealizaciones y lo que nuestra mirada casi siempre externa y turística no puede observar. Así, se detiene en los animales, las plantas, el agua y más. Las chicas conversan constantemente en las pausas entre sus labores y comen los tomates del huerto de la abuela, quien, pese a no estar siempre con ellas, se manifiesta a través de su cosecha (los tomates y su descendencia).

"Milch Ins Feuer" (2024). Fuente: FILMFEST MÜNCHEN
"Milch Ins Feuer" (2024). Fuente: FILMFEST MÜNCHEN

Katinka conversa con la abuela y debe ser breve para regresar a su trabajo. La abuela entiende y dice: nadie se puede quedar conversando toda su vida. Bauer traduce con imágenes y montaje: la vida es así, hay que trabajar y trabajar, pero cómo le gustaría a ella estar acompañada en su soledad. Solo le queda estar presente mediante los frutos rojos con los que el resto conecta. Le teme al olvido. Lo mismo sucede con el vecino que hace de todo para que gente externa ayude a estas granjas moribundas, incluso incendió sus cultivos (lo que le da título al filme: The Smell of Burnt Milk, en inglés, y El olor a leche quemada si lo traducimos) para atraer la atención. Nada. Como algunos animales que agonizan, no hay mucho más que hacer que esperar la muerte. A manera de paralelo con esta situación, coloca Bauer la escena donde Katinka debe dar muerte a un gato herido. Duele, pero debe ser hecho.


El vecino, ante la idea de que nadie vendrá a ayudarle, se quita la vida. Katinka y su madre lo ven, pero siguen trabajando. Bauer no cae en la crueldad (menos en el humor negro), sino que lo retrata como parte de este mundo: deben seguir en sus labores. Es así. El encuadre se abre y se nos presenta un gran plano general tristemente hermoso. Dos máquinas en medio del campo avanzando. Atrás, el cuerpo quieto del hombre colgado. Ya es parte del pasado. Por su parte, Anna, que se pasó toda la película meditando sobre castración a partir de su embarazo, vuelve a proponerlo cuando ven a un señor desnudo en medio de la charca donde se bañan. Bauer emplea esto para traer de vuelta la discusión de género (que, claro, ha estado presente todo el filme en distintas capas). Amenazan con capar a este hombre y ríen. Entran, entonces, todas a la charca y como al inicio, se resuelve como una forma de caer en la indecisión, pero al menos comparten este momento alegre del verano, quizá el último, quizá no. En aquel instante, solo eso importa. El olor a la leche se disipa, las vacas se deshacen con el pasado, pero pueden reír.


Los trabajos firmados son de responsabilidad de los autores. Esta página web se realiza con fines absolutamente educativos.

logo (2)kkk-02.png

UBÍCANOS

Avenida Javier Prado Este N.° 4600
Urbanización Fundo Monterrico Chico
Distrito de Santiago de Surco 
Provincia y Departamento de Lima

© Universidad de Lima, 2019

Todos los derechos reservados

LOGO_HORIZONTAL_600x300-04.png
bottom of page