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“El corazón de la luna” (2021): contra la mala muerte

Actualizado: 16 jun 2023

La nueva película de Aldo Salvini es un viaje fantástico lleno de mitología llevado de la mano por una excelente actuación protagónica. Se incluyen algunos spoilers.


Por Emilio Bustamante CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL

“El corazón de la luna” (2022). Fuente: ANDINA
“El corazón de la luna” (2022). Fuente: ANDINA

La anciana indigente que se gana unas monedas cargando costales de papa en un mercado, encuentra una hormiga perdida, y la adopta. La cobija en un frasco de vidrio y procura darle calidez, protección y alimento. Luego nos enteramos de que la anciana visita regularmente una tumba con las iniciales MSF, que asumimos es la de su hijo, muerto cuando aún era un niño. En el rostro de la anciana que tararea una melodía ante el nicho, se mezclan la ternura, el dolor y la culpa. Pero en el cementerio acecha un monstruo que parece aludir a la mala muerte y que tiene atrapado al niño. La mala muerte, como recuerdan Valérie Robin y Laura Marina Panizo hace referencia a “la idea de un muerto que partió en dolorosas condiciones y continúa sufriendo” (https://www.revistaanfibia.com/la-mala-muerte/). La anciana huye aterrada ante la presencia de la mala muerte, y la acosan pesadillas en las que aparece otro ser espantoso cubierto de sangre que amenaza al niño que se halla tras el nicho sellado y llora por salir. A los demonios, sin embargo, se opone una especie de ángel guardián: un robot que solo la anciana ve, y que la acompañará en su descenso a los infiernos para rescatar a su hijo de la mala muerte.


En El corazón de la luna, la luna evoca a la diosa madre de tantas mitologías (entre ellas la andina), y la estructura del filme está marcada por sus fases. La protagonista sigue un camino de rescate y redención bajo la protección de la luna (Killa, en la mitología andina) y la guía del robot (llamado Yawarbot en el filme, es decir, el robot de la sangre, aquella que une al hijo y a la madre), a través de una ciudad laberíntica, donde las luces de neón contrastan con la dureza de las texturas de las vías y columnas del tren (símbolo de los diversos destinos que se cruzan en la ciudad). La crianza de la hormiga es una prueba del cuidado debido a un ser débil que la anciana se impone en su tránsito de enfrentamiento a la mala muerte, y en el que proveerá al robot del arma que le permitirá derrotarla desde un imaginario infantil que remite al del hijo fallecido. Y, así como la anciana protege a la hormiga abandonada, la luna (desde su mirada en ángulo cenital) parece contemplarla y cuidarla a ella. Bajo la apariencia del azar, la luna le otorgará a la anciana el medio para ofrendarle juguetes a su hijo, y el arma al robot; y, sobre todo, le concederá la benéfica alucinación que se impondrá sobre las pesadillas.


Resulta tentador comparar a El corazón de la luna con un filme anterior de Salvini, el mediometraje Los milagros inútiles de Demeryat (1997). En este, Evaristo Sauce (Aristóteles Picho) pierde a sus hijas en un incendio del que se culpa. Ellas se hallan capturadas por la mala muerte, y Evaristo, con la ayuda de Dermeyat, un genio salido de una lámpara maravillosa (Orlando Sacha), trata de encontrar a Dios y rescatarlas. Pero Dios parece no existir y el genio fracasa. La mala muerte (o El Viento de la Muerte en aquel filme, interpretado por Mario Velázquez), es caracterizado de modo muy semejante al monstruo de animación de El corazón de la luna. En Los milagros inútiles de Demeryat triunfa la mala muerte, pero en El corazón de la luna esta se enfrentará al emisario de una divinidad ancestral.


“El corazón de la luna” (2022). Fuente: Cinencuentro
“El corazón de la luna” (2022). Fuente: Cinencuentro

El corazón de la luna no solo tiene alusiones a películas de género fantástico como Blade Runner e Inteligencia Artificial, sino también resonancias míticas, y es -a la vez- un filme muy personal, pleno de estilo donde la ausencia de diálogos se halla justificada y la música cumple un papel narrativo. No está de más repetir que la actuación de Haydeé Cácares es notable.



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