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“Five Nights at Freddy’s” (2023): terror sin estilo

La nueva cinta producida por el estudio Blumhouse llegó a las salas el pasado 26 de octubre, empalmando con la celebración de Halloween. Basándose en una franquicia de videojuegos, Five Nights at Freddy’s no solo resultó ser una decepción, sino también una cinta sin personalidad y completamente aburrida. Se incluyen spoilers.


Por Mariano Viza CRÍTICA / CARTELERA

Five Nights at Freddy's
"Five Nights at Freddy's" (2023). Fuente: El Comercio Perú

Debo empezar el texto con un par de aclaraciones: primero, no he jugado ni un solo título de la franquicia, por lo que desconozco todo el lore que hay alrededor del videojuego. Por consiguiente, no le tengo cariño alguno; y segundo, definitivamente no era una película que estaba esperando. El hecho de basarse en un videojuego ya decía bastante para mí, sabiendo cómo han sido la gran mayoría de las adaptaciones. Sin embargo, trato de ver las películas sin muchas expectativas, ignorando todos los comentarios, sean positivos o negativos, que hayan alrededor de ésta.


La premisa de Five Nights at Freddy’s es simple: un joven de nombre Mike, interpretado por Josh Hutcherson, tiene problemas financieros, cuida de su hermana pequeña y vive atormentado por la desaparición de su hermano. Pasa de empleo en empleo con tal de mantener la custodia de la pequeña, aceptando cualquier trabajo que esté disponible. Esto lo lleva a trabajar como guardia de seguridad nocturno en el restaurante temático abandonado: Freddy Fazbear’s Pizza. Para su mala suerte, su nuevo lugar de trabajo no es lo que parece, y con la ayuda de Vanessa, una policía local, se enfrentará a lo sobrenatural.


La película arranca con una escena de terror dentro del restaurante, mostrándonos dónde se desarrollará gran parte de la película. Lamentablemente, esta escena no contagia el espíritu de la cinta ni demuestra cuáles son las intenciones de ésta. No juega en ningún momento ni con el pánico ni con los entes malignos que son los animatrónicos. Pareciera que lo más emocionante es mostrar a alguien asustado corriendo por su vida. Esto me lleva a preguntar, ¿qué buenas escenas de suspenso iniciales hay en el cine de terror? A mi mente vino la introducción en la primera Scream, donde se juega con la voz, la sutileza, el juego de planos y diálogos a modo de ping pong, y que finalmente, cierra con una cacería humana por parte del asesino Ghost Face. Esa escena resume el espíritu de la cinta de los noventa y acá no sucede eso. Es más morbo que historia.

Five Nights at Freddy's
"Five Nights at Freddy's" (2023). Fuente: X.com

El personaje de Mike no resulta nada atractivo ni interesante. Su trauma no es tan fuerte, a diferencia de su preocupación actual, que es la perdida de la custodia de su hermana menor. Quizá ahí habría podido radicar el espíritu de la cinta y de su principal motivante. Todo el rollo de los sueños y las visiones que tiene, servirían más para una película con Freddy Krueger que con un robot cuyo espíritu es el de un niño asesinado.


Los villanos, o lo más vendido, que son los animatrónicos, al final resultan ser simples títeres que carecen de estilo y de presencia. No son llamativos ni agradables, como sí lo fueron otros entes malignos como Chucky, Michael Myers o una piraña que devora todo lo que esté a su paso. Son simples máquinas sin ninguna característica sobresaliente. Ni siquiera su forma de asesinar o su presencia supuestamente aterradora son destacables en lo largo del metraje. Puede que el hecho de que la película quiere ser seria y real hace que nada sea sorprendente. Haberse ido por lo lúdico quizá habría servido más.


El villano, interpretado por Matthew Lillard, se ve metido con calzador justo al final de la película, y se siente que aparece de la nada. Aunque se nos da indicios de él como el gran conejo amarillo que secuestró y mató niños, no se lo ve hasta el acto final, y su identidad, siento yo, no habría sido tan importante de saber.

Five Nights at Freddy's
"Five Nights at Freddy's" (2023). Fuente: ODEON

Quizá Five Nights at Freddy’s habría funcionado más en el terreno del horror fantástico. El restaurante pudo haber actuado como un laberinto del que es difícil de escapar. Se pudo jugar con los espacios y el sonido en el que las máquinas aparecían y desaparecían, como lo hacen en el videojuego. Lamentablemente, acá no sucede eso, y se prefiere dar fondo a un protagonista que al final, como las mismas máquinas del videojuego, son un mero accesorio para que la trama avance. Por ahí que los fanáticos defienden a capa y espada la película con el argumento de que es una película para los fans, pero vamos, no hay que tragar todo lo que venga.


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