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La película de animación cancelada por Disney y rescatada por Netflix ya se encuentra disponible en streaming.
Por Alberto Ríos CRÍTICAS / NETFLIX
Existen numerosas películas que son canceladas en distintas etapas de su desarrollo y terminan sin poder ser vistas por los espectadores. La adaptación de la novela gráfica Nimona, escrita y dibujada por ND Stevenson, tuvo sus inicios como un proyecto de Blue Sky Studios a principios de 2015. Sin embargo, con la adquisición de Fox por parte de Disney y el cierre del estudio en febrero de 2021, la película se vio amenazada de ser cancelada. Se rumoreaba que la decisión de cancelación por parte de los ejecutivos de Disney se debía a su temática queer. No obstante, la película fue rescatada por Netflix y Annapurna Pictures. Pese a todos los problemas que tuvo durante su producción, Nimona es una interesante animación sobre la igualdad y el respeto hacia lo diferente.
En un mundo medieval futurista, el caballero Ballister Boldheart (Riz Ahmed) es acusado de un crimen que no ha cometido, y la única persona que puede ayudarlo a demostrar su inocencia es Nimona (Chloë Grace Moretz), una traviesa adolescente con inclinación por el caos; que además resulta una ser metamorfa. De modo que, mientras se difumina la línea entre héroes, villanos y monstruos, la pareja causa estragos a diestra y siniestra para que Ballister pueda lavar su nombre.
Desde el principio, la película establece uno de sus temas principales: las apariencias pueden ser engañosas. Esto se ilustra a través del personaje de Ballister, quien, a pesar de aspirar a convertirse en caballero, no proviene de una familia noble. Esto le ocasiona conflictos constantes con sus compañeros y genera escepticismo entre los habitantes del reino. Cuando Ballister es acusado de un crimen, nadie cuestiona su culpabilidad debido a sus orígenes. La sociedad vive encerrada dentro de una gran ciudad medieval para protegerse de los “monstruos” que habitan fuera de la misma. Pese a todos los avances tecnológicos, es una sociedad arcaica en su pensamiento. Teme a los desconocidos y no se aventura al cambio, pero puede que todo este miedo no esté sustentando una amenaza real.
La colisión entre las personalidades de Ballister y Nimona se convierte rápidamente en uno de los aspectos más fascinantes de la historia, especialmente por la determinación de Nimona de emplear métodos brutales y sanguinarios para llevar a cabo los planes de Ballister. El caballero quiere limpiar su nombre, pero quiero hacerlo de la manera correcta. La relación de los protagonistas recuerda la esencia de parejas-disparejas de las buddy movies americanas y desde el comienzo, queda claro cuál es el objetivo de ambos protagonistas. Nimona desconfía de la versión oficial del reino, mientras que el soldado, criado en el respeto a las autoridades, confía en "el sistema".
A medida que avanza la historia, Ballister comienza a sospechar que le han contado la historia de la fundación del reino, su heroína Gloreth y el monstruo que los acecha, de manera totalmente opuesta a la realidad. Para desentrañar la verdad, deberán probar su inocencia y revelar la identidad de los responsables.
Los personajes principales están bastante desarrollados, teniendo cada uno sus propias reflexiones internas. Podemos observar a Ballister experimentando una sensación de traición por parte de su pareja cuando es acusado de ser un asesino. La directora del instituto vive con el constante temor de que se perturbe el orden establecido. Por su parte, Nimona construye una coraza de diversión y violencia para protegerse y evitar ser lastimada. Cada uno de ellos se enfrenta a desafíos que los transforman a lo largo de la historia y les obligan a replantear sus perspectivas.
Nimona es una irreverente deconstrucción de los cuentos de hadas, como ya lo fue Shrek en su momento. Sin embargo, no es una película que busque satirizar los cuentos de la infancia, sino convertirlos en una moderna y explosiva versión que aborde tópicos del siglo XXI. La cinta explora temas como la tolerancia, los prejuicios, la superación de los mismos junto con una relación LGTB que no se presente forzada. Gráficamente no es brillante, pero no es lo que busca; sino ser una descontrolada fábula moderna sobre la tolerancia, con la virtud artística de que el mensaje no es algo que se grite al espectador.