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Con una nueva entrega de la famosa saga slasher, a poco más de un año del lanzamiento de la anterior, se encuentran tanto aciertos como los mismos problemas de siempre.
Por Marcelo Paredes CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL
Tras el más reciente ataque de Ghostface en Woodsboro el año pasado, las hermanas Sam y Tara (junto a otros dos sobrevivientes) se van a Nueva York con nuevos planes a futuro. Lo que no saben es que el ya famoso asesino de la máscara volverá.
Nuestra relación con las franquicias hoy en día parece ser una de amor y odio. El anuncio de un regreso entusiasma y una vez que ya sale, las reacciones no siempre son positivas, más aún si es que no se respetan ciertos valores que dicha franquicia ya tenía establecidos. Aunque más que una falta de respeto, puede ser también simplemente una falla en la calidad de la misma película, sobre todo si quienes participaron desde un inicio ya no están.
Una saga que actualmente está pasando por eso es Scream. Luego de la partida de Wes Craven, quien dejó una excelente cuarta parte, el año pasado se decidió retomar este universo sin él, y sin Kevin Williamson en el guion, quien figuraba solo como productor ejecutivo. El resultado fue Scream (2022), una película que, para no ser ningún desastre, se queda chica frente a las cuatro anteriores. Lo que esta versión hace es usar el tema de la metaficción a un nivel muy básico, y se sujeta mucho al factor nostálgico, perdiendo la oportunidad de decir realmente algo nuevo.
Sin embargo, eso no detuvo el hecho de que la película fuera un éxito y tuviera una continuación rápidamente. Ahora, si hay algo que se puede decir de Scream 6 a primera impresión, para bien, es que supo aprender de algunos errores. Primero vendría el de la propuesta visual, una que en la anterior entrega se sintió muy automática, sin dejar nada realmente interesante para recordar. Esta nueva película da una que otra señal de tener una mejor dirección, al usar mejor sus espacios para crear buenos momentos de suspenso, lo que es importante en la saga y en el slasher en general. Un buen ejemplo es la escena del tren, con la presencia de distintos Ghostface. El uso de luces intermitentes y un montaje que aumenta gradualmente el peligro hacen que sea posiblemente el mejor momento de toda la cinta.
En cuanto al elenco, también se siente una mejora con respecto a la entrega anterior. Es cierto que la ausencia de Neve Campbell (Sidney Prescott) como protagonista original de las primeras cuatro películas se hace sentir, pero ahora sí se puede decir que las nuevas protagonistas, Melissa Barrera y la ya muy famosa Jenna Ortega, han sabido ganarse un mejor lugar. Del resto del elenco sí no habría tanto para decir, ya que tanto los nuevos, como los que son de películas anteriores, no tienen una labor tan destacable. Tal vez sean algunos chispazos de brillantez que el guion puede tener en cuanto a sus diálogos lo único que hace que varios de ellos no terminen quedando tan mal.
Aunque si hay algo que se podría destacar de manera especial en Scream 6 es lo que tiene para decir. Un mensaje tal vez sin tanta profundidad como solía hacerse, pero de fácil entendimiento. La película habla de la dependencia que se tiene hacia la propiedad intelectual como consumo en el mundo del entretenimiento. Que la cinta ironice con el culto hacia los Ghostface no es algo alejado a la realidad de ahora, tiempo en el que se sigue queriendo ver todo el contenido que se pueda de la misma franquicia, no dejándola ir, y por lo tanto quitándole una posible viada a propuestas nuevas.
En la misma trama esto se puede ver traducido en el conflicto entre Sam y Tara. Si la primera no puede dejar atrás su tormentoso pasado, la segunda solo mira hacia adelante. Aunque ya al final, sin entrar en detalles reveladores, es interesante ver que se tome una tercera posición al respecto, con la convicción de que lo importante es avanzar sin nunca olvidar lo ya hecho. Lamentablemente, parte de esa idea se termina perdiendo en el camino, ya que las actuaciones regulares o un giro en la narrativa poco inspirado hacen que la película, aún con mejorías con relación a su antecesora, se quede a medias.
Lo hecho por Wes Craven seguirá siendo inalcanzable y esto solo lo sigue comprobando (la 3 y la 4 son buenas digan lo que digan). Aún con eso, Scream 6 se las arregla para ser una secuela cumplidora. Hay un cierto intento por dar algo novedoso en términos visuales (ya ni mencioné lo bien trabajadas que están sus muertes) y no depender demasiado de la nostalgia, por lo que hay un mejor balance en la propuesta. Es una película con muchos reparos, así que, a primera impresión, se queda en el "ok".