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El cineasta argentino brindó, luego de una proyección de su último largometraje, un Q&A en el marco del 27 Festival de Cine de Lima. En ese intercambio de preguntas y respuestas, Rodrigo relató cómo fue la realización de Los Delincuentes, su manera de dirigir, y la presencia de referentes cinematográficos en su cine. Aquí compartimos algunos de sus más interesantes comentarios.
Por José Carlos Cabrejo y Mariano Viza Q&A / FESTIVAL DE CINE DE LIMA
EL PROCESO DE LOS DELINCUENTES
Moreno comentó que la realización de Los Delincuentes fue larga y dispareja. Incluso se dio el caso de un actor que grabó durante el 2018, año de inicio del rodaje, y luego volvió recién en 2022. Por temas financieros, se retomó la producción en 2020, cuando se habían conseguido los fondos suficientes; sin embargo, en el marco de la pandemia, nuevamente tuvo que ser detenido todo. Estas idas y venidas tuvieron como consecuencia que no se filme en orden, desembocando en un proceso de reescritura. “La escritura, el montaje y el rodaje se desarrollaron en simultáneo. Eso me permitía que el guion siempre esté actualizado. Le daba al rodaje un espíritu de novedad”, contó el cineasta. Esta manera de filmar, accidentada en palabras propias del cineasta, es un método que considera muy ventajoso y que le gustaría seguir replicando.
LA DUPLICIDAD DE LOS PERSONAJES
En un comienzo, podría pensarse que Los delincuentes es una especie de remake, o hasta copia, de Apenas un delincuente, película también argentina del año 1949 y dirigida por Hugo Fregonese. Alguien en el público mencionó que el usar dos personajes que actúan igual, puestos en paralelo a través del recurso de edición conocido como cortinilla, recuerda la idea de multiverso y el meme de los tres Hombre Araña señalándose.
De cualquier modo, lo que Rodrigo Moreno extrae de la cinta de los cuarenta es la premisa, la que va desarmando poco a poco. En parte lo hizo para no pagar derechos de autor. En un juego de ideas, para Los delincuentes se planteó el recurso del anagrama: Román y Morán, lo que poco a poco se vuelve más conceptual y desemboca en la historia de dos hombres y un destino en común. “Ahí empecé a jugar con los planos que se repiten, como el de las piedras. Dicho dato puede ser irrelevante y probablemente lo sea, pero a partir de ese juego es que se va nutriendo la narrativa”, señaló.
LAS MARCAS DEL CINE FRANCÉS
“Hay una constelación de cineastas y películas que uno va reuniendo a lo largo de la vida. De alguna manera la influencia se destila de una manera misteriosa”, destacó el argentino. Esto podría pensarse primero al ver a uno de los personajes viendo en una sala de cine la película El dinero (1983) de Robert Bresson, en que la plata circula entre los personajes de la misma forma en que lo hace el vinilo de Pappo’s Blues entre tres personajes de Los delincuentes.
Sin embargo, Moreno acota que no piensa en una cinta en particular cuando filma, sino que la influencia se refleja sin que sea algo calculado. “Rohmer es un cineasta que a mí me gusta mucho y hay algo de él que siempre está resonando, al igual que Bresson, con las distancias del caso. Las maneras de filmar los planos detalle o las manos pueden remitir a Bresson, pero no a una película en particular, sino a un idioma bressoniano. Esas referencias están acompañándolo a uno a lo largo del camino”, indicó el director.
UNA PELÍCULA DE OTRO TIEMPO
Los delincuentes da la sensación de no estar ambientada en nuestros tiempos, sea por sus escenarios o por la ropa. No se logran ver celulares o computadoras a pesar de que hay alguna referencia al respecto en el diálogo. “La película sucede ahora, no en el pasado. Hay gente que aparece con mascarillas, ya que se filmó durante la pandemia. El cine siempre está filmando su presente, pero el problema es que hay elementos del presente que no me parecen muy atractivos, como los automóviles, los celulares o las computadoras. Tampoco sé si me gusta mucho como espectador. Los bancos hoy me parecen horribles para filmar. Cuando fui a buscar uno para la película, encontré alguno que parecía un rectángulo blanco. No me resultaba nada interesante”, reveló. Moreno considera que es una dirección de arte un poco caprichosa, pero que responde a su gusto por los lugares de la ciudad de Buenos Aires que él conoce y que remiten a los años cincuenta.