kkk-02.png)
En la Semana del Cine hemos encontrado dos películas que nos hablan acerca de la memoria. Dos cineastas que indagan en el archivo del pasado a niveles muy personales. Mientras que una anhela la cercanía, otro mira el pasado con amargura.
Por José Carlos Cabrejo FESTIVALES / SEMANA DEL CINE
Aftersun (2022) es la ópera prima de la directora escocesa Charlotte Wells. Es una película sobre la memoria, que se construye no a través de una narrativa canónica, de búsqueda, sino por medio de la evocación de instantáneas, de momentos cómicos, de pasajes encantadores en su sencillez. Éstos se concentran en un viaje vacacional realizado por la protagonista en su pubertad al lado de su padre, en Turquía y en los años noventa.
Ese espacio del resort nos muestra la cercanía entre ambos, en su andar por bares o juegos mecánicos, o en el simple acto de colocarse bloqueador solar. Los planos de detalle corporales entre ambos, en situaciones que parecen intrascendentes, son los que traslucen la honda cercanía del afecto. En medio de esos días felices, algunas líneas del guion revelan un conflicto interior, que sugiere la posibilidad de lo trágico.
De este modo, aparece otro espacio más: el del presente, el de la muchacha, que ya ha formado una familia, y que a través de grabaciones de video, realizadas por el propio padre, recuerda aquellos tiempos solares de fines del siglo pasado. Repentinamente, en medio de esa narrativa que altera la linealidad temporal, surge un espacio más, enigmático y abstracto: una discoteca, que entre flashes y oscuridad parece reencontrar a aquellos personajes, en ese deseo de ver a quien se ama una vez más.
En esos saltos de espacio y tiempo, tanto la música, con canciones como “Losing my religión” de REM, “Under pressure” de Queen o “Macarena” de Los Del Río, como aquella imagen final de despedida en el aeropuerto, hacen que Aftersun nos toque, nos introduzca en la melancolía de un personaje que no acepta el adiós. Estamos ante una película emotiva, conmovedora. Probablemente, la mejor que se ha visto en la Semana del Cine.
La Catedral (The Cathedral, 2021) de Ricky D'Ambrose, por su parte, también es una película nostálgica. El director recrea su vida en una ficción que incluye imágenes de archivo sobre sucesos importantes en la política de Estados Unidos de cada época representada. Ese es el marco en el que apreciamos el crecimiento del protagonista, con un aire que recuerda a Boyhood de Richard Linklater. Pero, a diferencia, el personaje de D’Ambrose se ve inmerso en relaciones familiares tensas, hasta violentas, y que van descomponiéndose.
Uno de los mayores atractivos de La Catedral es el modo en que el director juega con reproducir lo ya vivido. Las características lumínicas de una imagen, que remite a un momento cotidiano y encantador del pasado, se trata de replicar en la propia fotografía de la película. Por ello, la cinta tiene el espíritu de un cálido, pero a la vez atribulado, viaje en el tiempo, que se ve reflejado también, como en Aftersun, en una edición que altera la linealidad de la historia, para, al final, revivir un momento entrañable e irrepetible.
