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Semana del cine 2023: de Ucayali a Oklahoma en “Historias de Shipibos” (2023) y “Baile elegante"

Dos películas vistas en la novena Semana del Cine narran, cada una a su modo, parte de las costumbres del mundo indígena que continúan vivas actualmente. La primera, peruana, lo hace a través de la vida de un hombre shipibo, y la segunda, estadounidense, nos presenta las desventuras de una mujer y su sobrina, ambas de la comunidad Séneca-Cayuga.


Por Gustavo Vegas Aguinaga FESTIVALES / SEMANA DEL CINE

historias de shipibos y baile elegante
"Historias de Shipibos" (2023) y "Baile elegante" (2023).

De Chumpitaz a Cueva, de Quiroga a Lapadula. La historia está ahí, en esa radio vieja que la familia de Bewen conserva aún en casa mediante la cual se conectaban con otras partes del mundo y a través de la cual el pequeño niño shipibo oía los relatos de fútbol. En Historias de Shipibos, Omar Forero se pone el gorro de Richard Linklater para contarnos la vida de un hombre desde su infancia hasta su adultez con un relato que condensa alrededor de 50 años en casi dos horas. Y durante todas esas décadas, la radio permaneció allí, como la vivienda de Ucayali, como la comunidad indígena shipibo-conibo, como sus costumbres. Así se vayan los peces y los árboles, como advierte el abuelo de Bewen, algo sobrevive.


La parte inicial de la historia está bañada por el río y sus afluentes, así como por una ternura tremenda mientras vemos la infancia de Bewen como un niño precioso y juguetón que se fascina por una niña que nunca más verá, que se debe ir a estudiar a la ciudad y aprender castellano, y que se avergüenza de su madre (y por añadidura, de sus comidas, vestimentas y costumbres). En estas secuencias de infante errante que no quiere regresar a casa y se junta con un cómico ambulante hay ecos de la célebre y lacrimosa novela de J. M de Vasconcelos, Mi planta de naranja lima (1968). Bewen duerme entre roedores y para luchar contra el temor de la noche se pone a recitar de memoria el relato de un gol de la selección peruana, acto aparentemente inocente, pero que esconde en sí el sueño de un personaje (y de un país) de no quedar en el abandono.


Vemos luego a Bewen como un joven que, sin saber hacer nada, se casa y tiene hijos, es infiel a su esposa, trabaja en una radio (la Estación Radio Piraña) y busca generar un cambio en la sociedad. Asimismo, somos testigos de las reminiscencias de costumbres de su pueblo, curiosas en sus formas y hasta cómicas dentro de su machismo anacrónico. Pareciera, incluso, que cada etapa que se narra de la vida de Bewen corresponden a películas distintas: todas tienen (im)pulsos diferenciados, ritmos y temáticas hiladas por el propio personaje y su identidad. Ese coming of age se transforma en un viaje literal y simbólico, en una introspección que tiene incluso guiños reales-maravillosos. Vemos, al final, un plano casi idéntico al primero y oímos a Bewen inventarse otro relato futbolístico, pero con nombres de la actualidad. Allí se resume la cinta: volver al hogar y reconciliarse con las raíces. Tras todos esos años aún tienen algo que les pertenece y permanece allí, en esas historias de esos shipibos.

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"Historias de Shipibos" (2023). Fuente: Cinencuentro

Lejos de Ucayali, el centro-sur de Estados Unidos, y con mayor precisión en Oklahoma, Lily Gladstone (Killers of the Flower Moon) vuelve a interpretar a una mujer indígena que intenta luchar contra un país que le da la espalda y todas las adversidades que esto implica. En Baile elegante (Fancy Dance) la directora Erica Tremblay aprovecha la fuerza, expresividad y presencia profunda de Gladstone para dar vida a Jax, integrante de la reserva Séneca-Cayuga que lleva una mala vida ligada al crimen y busca salir adelante. Aparece, in media res, buscando a su hermana desaparecida y haciéndose cargo de su sobrina Roki. Nadie realmente se muestra dispuesto a ayudarles y, para colmo de males, el servicio social pretende llevarse a la niña, que sueña con recuperar a su madre para bailar juntas en el Powwow, una festividad indígena.


La película no duda en mostrarnos cómo un país que se jacta de su diversidad como Estados Unidos (desde su nombre propio, incluso) todavía ejerce violencia sobre los pueblos originarios, pero ya no es necesariamente a través de una limpieza étnica sangrienta, sino un desprecio generalizado, una marginación social con ecos de colonización que Jax debe atravesar para buscar justicia junto a Roki. Dentro de esto, aparece el padre de Jax y amenaza con quedarse con la tutela de Roki; es decir, una vez más el hombre blanco le quita algo que les pertenece a los indígenas.


La tristeza mezclada con ternura que ofrece Baile elegante está concentrada en la segunda mitad de la cinta: vemos a sus personajes perder el rumbo y finalmente encontrarlo; mientras, en paralelo, encuentran a la madre de Roki y sabemos que ya es tarde. Sin embargo, el sentido de comunidad y el poder que ésta aún mantiene se muestra con fuerza en esa bella danza que anticipa el título, que no hace sino decirnos que aquella cultura sigue más viva que nunca.

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"Baila Elegante" (2023). Fuente: DraftKings Network

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Nota: esto último, pero de otra manera, realiza Tito Catacora con Pakucha (2021), documental visto también en la novena Semana del Cine y que narra el ritual del título, relacionado al alma de las alpacas. El título de este texto habría sido “De Ucayali a Oklahoma y de vuelta a Puno”, pues en el sur andino es que esta celebración sigue viva, y los Catacora (Tito en dirección y Óscar en montaje) lo muestran mediante planos generales muy bellos de los pastizales con las alpacas arreadas a lo lejos. Es una experiencia inmersiva mediante planos picados que nos colocan como testigos celestiales, elevados y privilegiados de esta manifestación cultural donde el sacrificio de una alpaca es sucedido por el casamiento de otras dos, agradecimientos y disculpas a las deidades, la ingesta del animal y de alcohol con sus respectivos bailes. De este modo, y al igual que en Baile elegante e Historias de Shipibos es muy bello y valioso ver que las costumbres indígenas de diversos lados del mundo siguen vivas.


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