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Semana del Cine 2023: el tormento de crecer en “Me gustan las películas” (2023) y “Arturo a los 30”

La novena Semana del Cine ha traído dos películas que, aunque estén alejadas en sus contextos y miradas, comparten una característica: el tormentoso camino de crecer frente a un mundo que no deja de avanzar y que dejará atrás a sus protagonistas si es que deciden seguir viviendo en automático.


Por Mariano Viza FESTIVALES / SEMANA DEL CINE

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"Me gustan las películas" (2023) y "Arturo a los 30" (2023).

Me gustan las películas (I Like Movies) es una ópera prima de la directora canadiense Chandler Levack. En esta película, explora la vida de Lawrence Kweller. Es un adolescente de 17 años cuyas habilidades sociales son nulas y está a punto de acabar la escuela para embarcarse en la vida universitaria y cumplir con uno de sus pocos deseos en la vida: estudiar cine en la Universidad de Nueva York. El otro sueño, y el que veremos a lo largo del metraje, es trabajar en el videoclub de su pueblo para vivir a base de su cinefilia. Es en este espacio en el que verá una nueva faceta del mundo y crecerá a base de errores, gritos y lágrimas.


A título personal pensé que la cinta se limitaría a tener referencias por doquier del cine, lo cual sucede, pero no es la base de la misma. Simplemente es un coming-of-age más que se estrena este año, pero quizá con más honestidad desde su guion. El personaje de Lawrence se nos presenta como alguien roto con problemas de humor y que incluso se medica, vende humo con un supuesto video de fin de año, es hipócrita con su mejor amigo e instrumentaliza a las personas, como a su madre, con tal de conseguir lo que quiera. Es a partir de ese punto que la película misma nos hace no empatizar con él, sino odiarlo. Pero a lo largo de esta y de sus diversas situaciones, lo iremos perdonando y hasta comprendiendo por todo lo que ha tenido que pasar. Su camino no es limpio ni cubierto de rosas. Es áspero y doloroso. No es una carta de amor al cine como tal, sino al de la cinefilia y lo mucho que las películas nos pueden proteger del mundo real. Ni complicada, ni empalagosa, ni mucho menos santurrona. Tan solo la historia de un chico que quiere hacer amigos, pero no sabe cómo.


Isaiah Lehtinen es la sorpresa de esta pequeña película. Su capacidad de personificar a un adolescente retraído con una cabeza revuelta de diversos pensamientos, hacen que este joven canadiense calce a la perfección con el papel otorgado. Pero, sobre todo, hay que destacar la capacidad de Levack de contar una historia tan cálida y real, con la que, aún si no hay una cinefilia tan desarrollada en el espectador, su cine alcanza un lado empático notable. La facilidad que tiene de moverse en distintas emociones la vuelve quizá, en mi opinión, en alguien a quien hay que seguir de cerca y ver qué de nuevo tiene por ofrecer en sus futuros proyectos.

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"Me gustan las películas" (2023). Fuente: Cinéma Moderne

Del otro lado del mapa, está Arturo a los 30 del argentino Martín Shanly. En esta también seguimos a un joven, aunque algo mayor, de 30 años, cuyo rumbo en la vida es incierto. Ha regresado a vivir con sus padres, las relaciones con sus amigos más cercanos están rotas y su vida personal está desordenada. Para aumentarle una raya más al tigre: está medicado por los problemas psicológicos que ha desarrollado.


La narrativa de esta cinta argentina es particular. No obedece al canon como tal de construir un relato en orden. Más bien, como la vida misma de Arturo, la película está en desorden. Más del lado de anécdotas que obedecen a un propio sentido que de Memento de Christopher Nolan. Es a través de su diario personal que sabemos cómo llega a la situación en la que está después de tantos años. La muerte de su hermano, el rompimiento con una pareja y con una amiga, el hecho que lo boten de su casa y más. Todos esos malos ratos desembocan en una boda a la que asiste y que, por obra y magia del destino, le sale todo mal.

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"Arturo a los 30" (2023). Fuente: Cuatro Bastardos

La forma como Martín Shanly escribe las situaciones cotidianas, pero graciosas, de Arturo son únicas. No hay un gag de algún golpe o groserías por doquier. Sería muy fácil limitar la película a algo así, como lo hemos evidenciado en diversas películas de nuestro país que, por alguna razón, son las más taquilleras. Shanly se va por lo elaborado, por lo no difícil, pero tampoco por algo tan masticado. A base de miradas, de diálogos construidos y de acciones bien elaboradas, el director genera situaciones risibles que aunque pueden verse ridículas y lo son, responden a lo que la película elabora desde el primer plano. El crecimiento de Arturo, a diferencia del de Lawrence, no se basa en el poder de la amistad o del amor, sino en la búsqueda de un sentido y en no darle tanta importancia a lo que puedan decir las personas, como puede pasar en una boda cuando te vas a un árbol con un camarero.


No es un humor soso ni tonto que se sostiene con chistes de penes y golpes en los testículos. Es un humor que responde a lo desordenada que es la vida por momentos y que, por azares del destino, todos en algún momento fuimos, somos y seremos Arturo a los 30. Para mí, la mejor comedia del año y en mi top 10 del 2023, sin duda alguna.


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