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Disponible hasta el 21 de noviembre en la Semana del Cine. Yuni es un honesto coming of age que explora la realidad social en la que vive una adolescente de Indonesia. Es un trabajo de tono muy íntimo dirigido por Kamila Andini.
Por Hitoshi Isa Kohatsu CRÍTICAS / SEMANA DEL CINE
Yuni (Arawinda Kirana) es una adolescente obsesionada con el color violeta y determinada a perseguir sus ambiciones académicas. Éstas son interrumpidas por una serie de propuestas matrimoniales de hombres mayores y presiones sociales que debe aceptar, así como las usuales ansiedades juveniles sobre el sexo y la andanza hacia el mundo adulto. Ella sigue su complicado y confuso viaje, navegando el laberinto que la sociedad representa para ella.
Lo más resaltante de este largometraje es su protagonista, cuyas emociones e inquietudes son vistas empáticamente en el relato, así como la manera en la que Kirana transmite su personaje, con una actuación emotiva pero que no posee sobresaltos melodramáticos. Hace que uno pueda simpatizar fácilmente con ella y casi entender las complejidades de la comunidad en la que vive. Sus problemas nacen de la tensión entre preocupaciones personales (su ignorancia sobre el sexo y deseos por una beca académica) y las restricciones de su vida, que nacen del contexto social de Indonesia (altas tasas de embarazos adolescentes, deficiente educación sexual y matrimonio infantil). Una contribuye a la otra y esto resulta en que las particulares experiencias del personaje principal se sientan como un microcosmos de su sociedad.
Puede que sea un tanto injusto apreciar Yuni exclusivamente por su capacidad casi antropológica de presentar esta realidad, pues tiene una miríada de aspectos interesantes, como su fuerte paleta de colores centrado en el violeta y la casi contemplativa dirección, que resalta la melancolía de la protagonista. De cualquier modo, es ciertamente impresionante que esta película pueda tratar y sintetizar temas complejos de la sociedad de Indonesia en poco más de 90 minutos, en una mirada que ahonda en la fantasía de su protagonista, y en el descubrimiento sensual de su cuerpo. Acaso ese encendido cromatismo de la película actúa como una dulce rebelión contra ese orden establecido, rígido y vertical.