29 FCL: "La misteriosa mirada del flamenco" (2025): un 'western' en clave 'queer'
- Alberto Ríos
- hace 1 día
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La cinta chilena obtuvo el premio principal en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2024 y se presentará en el 29 Festival de Cine de Lima.
Por Alberto Ríos CRÍTICA / FESTIVAL DE CINE DE LIMA

En La misteriosa mirada del flamenco, el director chileno Diego Céspedes construye una trágica fábula queer ambientada en el desierto del norte de Chile durante los primeros años de la epidemia del VIH. A partir de la mirada de una niña de once años, Lidia, la película entrelaza el coming-of-age con el western en una mezcla de géneros que se superponen.
A principios de los 80, en el desierto chileno, Lidia, de once años, crece en el seno de una amorosa familia queer empujada al borde de un desagradable y polvoriento pueblo minero. Se les culpa de una misteriosa enfermedad que está empezando a propagarse, que se dice que se transmite a través de una sola mirada, cuando un hombre se enamora de otro.
La aldea donde transcurre la historia parece detenida en el tiempo. Entre casas de adobe, conviven dos grupos: los mineros, dominados por el miedo, y un grupo de travestis que habitan una casa regentada por la imponente Mamá Boa. Entre ellas, La Flamenco (Matías Catalán) no solo es la estrella de los concursos artísticos, sino también una figura materna para Lidia, quien ha crecido al amparo de esta comunidad marginada. La película sitúa su punto de vista en los ojos de la niña, que observa un mundo hostil intentando comprenderlo.

En medio de los tonos de comedia que da la cinta, que busca que empaticemos con este grupo de personajes desde el humor, el wéstern emerge como parte principal de su código estético y narrativo. Desde una de las primeras escenas recorremos el pueblo, formado por una serie de pequeñas chabolas en medio del desierto. Con esa vista podríamos estar en cualquier pueblo perdido del oeste americano durante la fiebre del oro. Hay duelos, cabalgatas (en moto), y un pueblo dividido entre el orden y el deseo. El western, históricamente, ha sido el género del macho por excelencia: un territorio dominado por la virilidad y la conquista del espacio hostil. Céspedes subvierte esa tradición al colocar en el centro de su relato a una comunidad de travestis y mujeres trans, desplazando al cowboy por cuerpos feminizados que desafían las normas, Así, el film transforma el western en un espacio de disidencia donde los códigos masculinos se resignifican desde la comunidad queer.
En este contexto, el VIH se convierte en una leyenda temida. Los hombres creen que el solo hecho de mirar a una persona trans puede contagiarlos. "La mirada que mata" es el mito al que se enfrentan las fobias y miedos de los habitantes del pueblo. La película lo representa con una mezcla de magia y violencia simbólica. Las propias habitantes de la casa saben que se trata de un mito, pero lo usan a su favor con tal de tener un mecanismo de defensa ante los ataques de los mineros.

La relación entre Lidia y La Flamenco es central en la película. La niña, única chica entre un grupo de adolescentes agresivos y confundidos por la pubertad, encuentra en esta madre sustituta un espacio de afecto. Sin embargo, la violencia latente en la comunidad se desata cuando Yovani, un antiguo amante de La Flamenco, reaparece con culpa y rabia. El amor, la pasión, el rechazo y el castigo se confunden en una espiral trágica que Lidia presencia y la terminará marcando.
Aunque parte del relato se estructura desde el coming-of-age de Lidia, este tránsito hacia la adultez no ocurre en soledad, sino en relación directa con su entorno. Entre los adolescentes del pueblo, todos varones, Lidia es la única niña y está expuesta a sus deseos y agresiones. Frente a ese espacio amenazante, encuentra refugio en la familia de mujeres trans que la rodean. Es con ellas que aprende a leer el mundo, a interpretar los gestos, las tensiones y los silencios. Pero tras un hecho trágico que irrumpe en ese frágil equilibrio, Lidia se ve obligada a crecer de golpe. Busca venganza e intenta comprender el origen de esa enfermedad que, según le han dicho, se transmite por los ojos, y comienza a preguntarse qué significa realmente este mal que los acecha.
La misteriosa mirada del flamenco es también una película sobre la familia elegida. Travestis, niñas, mujeres trans que crean un hogar en medio del desierto, rodeadas por el miedo, se encuentran unidas por el deseo de vivir con plenitud. Es desde esa sinceridad y con la que Céspedes trabaja a sus personajes, y si bien existe cierto melodrama sensible en su tratamiento, no termina por convertir la cinta en pastiche.
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