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“Babylon” (2022): los viejos (y alocados) tiempos

Actualizado: 26 jun 2023

Sin tanto favor por parte de la crítica, y con el ninguneo total del público reflejado en su baja taquilla, la nueva película de Damien Chazelle (Whiplash, La La Land) pone en evidencia el lado más salvaje de Hollywood, pero sin olvidar nunca lo maravilloso que puede ser a la vez.


Por Marcelo Paredes CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL

“Babylon” (2022). Fuente: Deadline
“Babylon” (2022). Fuente: Deadline

Ambientada en el Hollywood de los años veinte, la película mostrará diversas vivencias de libertinaje y glamour que personajes vinculados a la industria: desde dos jóvenes aspirantes a productor y a actriz llamados Manny Torres y Nellie LaRoy, hasta un experimentado actor llamado Jack Conrad, en medio de las luces y sombras de la transición del cine mudo al sonoro.


Es sorprendente ver cómo nos vamos alejando progresivamente del pasado del cine. Cada vez se va viendo menos. La enorme cantidad de oferta actual que exige ser consumida para no quedar fuera de la conversación, ha causado que nuestra idea de un cine de hace cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta años, más allá de reconocer los clásicos de siempre, sea muy distante. Todo tiene una base y son las películas de esas épocas las que forjaron lo que hoy en día podemos ver. Olvidarlo sería hacer caso omiso a la historia de algo que tanto amamos.


En años recientes, películas como Mank, Érase una vez en Hollywood o Licorice Pizza han tenido la “desventaja” entre la cinefilia moderna de abordar referentes de un cine de décadas pasadas, lo que es parte de un encanto esquivo para muchos. La audiencia casual queda fuera de discusión, por lo que resulta curioso ver cómo cada vez más la gente joven que consume cine con frecuencia, les resulte tan distante el hecho hace varias décadas, por lo que su entusiasmo en explorarlo es cada vez menor. Algo similar vemos con la reciente encuesta de la revista Sight & Sound, que cuenta con la inclusión de cintas recientes, y que pone en discusión si es que el cine del pasado y sus estrellas están siendo olvidadas. A buena hora que venga una película a recordarnos que hacer algo como eso sería muy grave.


Tengo sentimientos encontrados en cuanto a la obra de Damien Chazelle. Luego de maravillar a todos con la magistral Whiplash, he llegado a creer que dicha fuerza por hacer algo así se fue perdiendo con los años. La muy celebrada La La Land y la olvidada First Man no fueron muy de mi agrado, y mis expectativas hacia un nuevo proyecto suyo no eran las más altas. Por más que las cintas que hablen sobre el cine mismo sean siempre de mi interés, que sea bajo su mirada (de la cual algo ya vimos en su musical) me resultaba poco interesante.

“Babylon” (2022). Fuente: Looper
“Babylon” (2022). Fuente: Looper

Contra todo pronóstico, la película acabó siendo mejor de lo esperado. Es acá que Chazelle despeja toda duda sobre el buen director que puede ser, porque, en casi todo, está muy bien. Su buen trabajo puede ser visto en su forma de mover la cámara y saber dónde posicionarla. Cada plano secuencia donde se hace gala de todo ese desenfreno ininterrumpido es tan impactante como en los que se siente el gran dolor interno de sus personajes. Eso, sumado a un montaje igual de bien pensado, hace que consiga comunicar de manera sonora y visual lo que hacerlo con palabras estaría de más.


En una de las primeras escenas, Manny, junto a otras personas, intentan ir cuesta arriba con un elefante dentro de un camión que será usado en una de estas fiestas locas de Hollywood. Ya con eso, el director nos está queriendo decir que lo que vamos a ver durante tres horas será un intento, tonto tal vez, pero valiente, de ir para adelante con una cinta que nos habla de la terquedad que se tiene hacia lo que nos apasiona, sabiendo también lo malo que el recorrido conlleva.


A fin de cuentas, Hollywood es también eso. No tanto por los excesos, ya que se sabe bien que eso pasa hasta hoy, sino que para forjarse como la industria que es ahora hubo un grupo de gente muy osada que hizo hasta lo imposible para sacar adelante lo que filmaban. Entre esos planos icónicos y estrellas tan celebradas, hubo también mucha gente que fue olvidada, quedando solo los más virtuosos por delante. Eso es, en mi opinión, lo que Chazelle, al parecer, busca reivindicar, de paso pegándole un poco a la industria y a todas sus salvajadas. Claro que esto último pudo haberse tratado mejor en cuanto a su intento de criticar lo que pasó.


Si el director fuera alguien con más experiencia (tiene 38 años), tendría una mejor forma de ver el panorama completo. De todos modos, es bueno saber que tampoco se inclinó completamente para ese lado condenable. Reconoce también lo bueno en un hermoso montaje final. Otra cosa que se le podría reprochar es en cómo se maneja todas las historias, debido a que al querer darle a todas un cierre, parece como si tuviera más de un desenlace, y aunque estos no sean necesariamente malos, sí que entorpecen lo logrado previamente.

“Babylon” (2022). Fuente: British GQ
“Babylon” (2022). Fuente: British GQ

En algunos últimos aspectos positivos a destacar, actuaciones como las de Brad Pitt o Margot Robbie están muy buenas. La segunda es quien se roba todos los reflectores, al tener una presencia magnética en su variación de rangos, haciendo lo posible para sacar lo mejor de un correcto, mas no tan impecable, Diego Calva. La música de Justin Hurwitz es algo imposible de no mencionar, impresionante tanto por su ejecución, así como por la forma en que esta dialoga con sus obras previas, para añadirle una capa más a lo que la cinta tiene para decir.


Dicho esto, Babylon es una buena película, que goza de una peculiar imperfección, la cual aprovecha como virtud. Es un gran dedo medio a La La Land y su idealismo de artificio, que disfruta más bien de su exceso, sin dejar de ser muy severa en cuanto a lo efímera que son esas imágenes que temen perderse en el tiempo, aquellas que, como sabemos, no logran favoritismos con nadie.


Es algo dispersa en cuanto al tratamiento de sus historias. Eso hace que lo contado pierda algo de fuerza. Pero, ante todo, es un recordatorio de que nunca debemos olvidar el cine del pasado.


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