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“Judas y el Mesías Negro” (2021): dos viajes, una lucha

Actualizado: 6 jul 2023

En su segunda película, el director Shaka King retrata el asesinato del líder activista y revolucionario Fred Hampton, a través de la perspectiva del hombre que lo traicionó: William O’Neill.


Por Hitoshi Isa Kohatsu CRÍTICAS / VIDEO ON DEMAND

“Judas y el Mesías Negro” (2021)
“Judas y el Mesías Negro” (2021)

La película se ambienta en 1968. William O’Neill (LaKeith Stanfield) es un joven estafador que es arrestado por el FBI. Sin embargo, le ofrecen su libertad a cambio de infiltrarse en el partido de las panteras negras en Illinois, que es liderado por Fred Hampton (Daniel Kaluuya), a quien consideran una amenaza. Lo que prosigue es un recorrido de dos horas en el que vemos a dos hombres en medio de una lucha por derechos civiles.


LaKeith Stanfield y Daniel Kaluuya fueron nominados a mejor actor de reparto en los premios Oscar, y fue el segundo quien ganó. Kaluuya impresiona como un estoico, comprometido, y carismático líder revolucionario que solo demuestra sus inseguridades en los momentos más íntimos de la película. Stanfield, por otra parte, se muestra como un nervioso, inseguro y cobarde infiltrado, moralmente inquietado por las acciones que es forzado a tomar, pero incapaz de desobedecer. El par forma un evidente contraste a lo largo de la película. Mientras que el personaje de Hampton se mantiene generalmente estático y completamente arraigado en sus creencias, Stanfield duda todo el tiempo sobre su compromiso con la desagradable tarea que le han dado. Al final del día, uno representa el peligro de sacrificarse por sus convicciones políticas, mientras que el otro representa el peligro de negarse a tener convicciones.

“Judas y el Mesías Negro” (2021)
“Judas y el Mesías Negro” (2021)

Judas y el Mesías Negro (Judas and the Black Messiah, 2021) refleja el presente mientras examina el pasado. Exhibe cómo continúan en la actualidad los mismos conflictos y reclamos. Es una película ferozmente honesta, que no reduce o atenúa el retrato tanto de la brutalidad policial como del racismo institucional. El asesinato de un personaje importante en particular es representado de una manera cruda que solo resalta el horror de la acción.


Shaka King fue estudiante de Spike Lee. Si bien comparte muchas de las mismas preocupaciones del director de El inflitrado del Kkklan y 5 Sangres, consigue en Judas y el Mesías Negro alejarse del mensaje aleccionador tan subrayado como chillón que afecta a algunos pasajes de aquellos filmes, a pesar de sus indudables virtudes. Lo que se impone en la película de King es su propia identidad visual, por medio de una impactante cinematografía y una narrativa que se sumerge en la complejidad moral de sus personajes.



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