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La comedia de Stephen Chow, una de las películas más insólitas en el catálogo de Netflix, es una pequeña maravilla que se tiene que ver para creer.
Por Hitoshi Isa Kohatsu CRÍTICAS / NETFLIX
Una pandilla criminal de la provincia de Catón entra en conflicto con un barrio pobre, en el cual vive un número extrañamente alto de maestros de artes marciales. Mientras eso pasa, un joven aspirante a la pandilla (Stephen Chow) trata de insertarse en esta riña solo para hallar su destino en un naciente talento por el Kung fu. De esta trama parten excéntricas escenas de acción que incluyen patadas voladoras, movimientos sobrehumanos y coreografías muy elaboradas. Esta es una parodia del género de artes marciales y Wuxia desarrollados en Hong Kong y China.
El humor se basa en el extraño matrimonio entre la elasticidad física del slapstick y las artes marciales trabajadas al estilo de Jackie Chan, pero conducido de modo caricaturesco. Estamos ante actores capaces de encarnar las absurdas demandas del guion, mientras que los efectos especiales por computadora permiten llevar los movimientos en escena a todo su potencial. Si bien los efectos de 2004 han envejecido, logran un encanto camp que complementa con precisión el tono de desfachatada ridiculez de la narrativa.
Stephen Chow, quien también dirige la película, ha dedicado gran parte de su carrera a aproximarse con humor a las artes marciales. The God Of Cookery (1996) y Shaolin Soccer (2001) son ejemplos de la particular sensibilidad del director, y puede que este filme sea la más alta realización de sus ambiciones. Toma la extravagancia visual de aquellos filmes, así como el humor derivado de la exageración de los rasgos del género, hasta hacerlo explotar con espíritu carnavalesco.
En ese sentido, es interesante contrastar lo hallado en Kung-Fusión con otra clase de obras. Coincide con Quentin Tarantino en retratar su mundo con encuadres inspirados en los spaghetti westerns, aunque con un humor que le debe mucho a las series y películas animadas. En el cine de Chow, sentimos por pasajes que algo de la dinámica y fantasiosa acción de Pokémon o Dragon Ball cobra vida propia.