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“La hija oscura” (2021): maternidades en tensión

Actualizado: 20 jun 2023

Este thriller psicológico es el debut de la actriz Maggie Gyllenhaal como directora, y está basada en la novela del mismo nombre de Elena Ferrante. La cinta tiene tres nominaciones a los Premios Oscar 2022.


Por Rodrigo Bedoya Forno CRÍTICAS / NETFLIX

“La hija oscura” (2021). Fuente: Netflix
“La hija oscura” (2021). Fuente: Netflix

La hija oscura (The Lost Daughter, 2021), de Maggie Gyllenhaal transcurre en un aparente ambiente idílico: Leda, una profesora de literatura (Olivia Coleman) va sola a una isla en Grecia a pasar unas apacibles vacaciones. Una vez que está ahí se dará cuenta de que el pueblo es controlado por una familia, que maneja casi todos los negocios de un modo mafioso. Una de las integrantes de la familia es Nina (Dakota Johnson), madre de una niña que resulta un verdadero dolor de cabeza. Poco a poco, la relación entre Leda, quien también tuvo una maternidad difícil, y Nina, comenzará a evolucionar de manera inesperada.


La película se sostiene en el punto de vista elegido por Gyllenhaal, quien debuta en la dirección: todo lo vemos desde el desconcierto de Leda, quien esperaba pasar unas vacaciones tranquilas y, de pronto, se encuentra en una situación muy distinta a la pensada. Es a partir de esa incomodidad y ese desconcierto que La hija oscura comienza a construir su propuesta. Expresa una incomodidad que se centra, primero, en las diferencias culturales: ella es la intelectual especialista en literatura italiana que, sin haberlo imaginado, se encuentra en el medio de las vacaciones de una familia turbia, de actitudes prepotentes y poco educadas. La cámara movediza de Gyllenhaal, que se pega a sus personajes como asediándolos, y la propia tensión en el rostro de la notable Coleman, se convierten en las principales fortalezas del filme.


Poco a poco la conexión con Nina comenzará a tener mayor peso, una que a la profesora le traerá dos cosas. Por un lado, el recuerdo de la maternidad frustrante y desesperante: Leda se ve reflejada en Nina, en esa mujer que es incapaz de mostrar la paciencia y el cariño de la maternidad modelo al momento de tratar a su hija, y que parece estar más cerca de salir corriendo y dejar a la niña que a controlar la situación; por otro, Leda vuelve a vivir aquello que la ayudó a superar su propia fobia materna: la posibilidad de disfrutar de una sexualidad plena y desbordada. Hacia eso van los coqueteos con Lyle (Ed Harris) y Will (Paul Mescal), trabajadores de la isla.

“La hija oscura” (2021). Fuente: Netflix
“La hija oscura” (2021). Fuente: Netflix

La hija oscura es, pues, una película que mezcla en su puesta en escena el desconcierto de una situación que se le sale de las manos a la protagonista (la relación con la familia que controla la isla se irá haciendo insostenible) con una sensualidad agresiva, que se siente a flor de piel y que se convierte en una especie de rebeldía frente a la realidad de lo materno. Para lidiar con los llantos y los berrinches no son suficientes la paciencia y el cariño. La tensión externa entre Leda y los dueños del pueblo y la tensión interna del personaje reviviendo su propia historia, se combinarán de manera efectiva, dándole a la película una constante sensación de inestabilidad.


Menos logrados son los recuerdos de Leda. La película nos va mostrando la maternidad del personaje en su juventud (interpretado por Jessie Buckley), cómo ella misma se encontró con una maternidad que no la satisfacía, y de qué manera el affaire que tuvo con un profesor se convirtió en una especie de remanso de toda su desesperación. Esas secuencias resultan demasiado redundantes, subrayan mucho la desesperación de la joven Leda frente a su incapacidad para lidiar con sus hijas. La película siente la necesidad de explicar, con esos recuerdos, las motivaciones y emociones primarias de su personaje principal, como si no hubieran quedado claras con lo que el personaje vive en el presente. Esas secuencias y un final más bien tranquilizador (que va contra el mayor mérito de la película: la constante incomodidad que genera) terminan restando en el resultado final de una cinta que a pesar de esos defectos muestra a Gyllenhaal como una directora a seguir con atención.





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