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La clásica novela de Alexandre Dumas regresa al cine en una multimillonaria adaptación francesa dirigida por Martin Bourboulon.
Por Alberto Ríos CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL
Los libros clásicos siempre han sido una gran fuente de inspiración para las historias contadas en el cine desde sus orígenes. De hecho, la historia bíblica de Jesucristo, Drácula (o la figura del vampiro) y Sherlock Holmes son considerados algunos de los relatos que más veces han aparecido en el cine. Por eso, no es sorpresa que aparezca una nueva versión de Los tres mosqueteros, esta vez en una multimillonaria adaptación francesa de más de 70 millones de dólares dividida en dos partes y dirigida por Martin Bourboulon. Según algunas fuentes, el clásico de Dumas ronda las cincuenta versiones cinematográficas.
El relato sigue la historia ya conocida, sin grandes innovaciones; pero tratando de ser una de las versiones más históricamente realistas y apegadas al “canon” de la novela. D'Artagnan (François Civil) un intrépido joven que sueña con ser mosquetero del rey, es dado por muerto tras intentar salvar a una joven de ser secuestrada. Cuando llega a París, intentará entrar al servicio del rey, al mismo tiempo que logra encontrar a sus agresores. Sin embargo, ignora que su búsqueda le llevará al corazón de una guerra en la que está en juego el futuro de Francia. Juntamente con Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris), tres mosqueteros del rey (Louis Garrel), D'Artagnan se enfrenta a las oscuras maquinaciones del cardenal Richelieu. No obstante, es cuando se enamora perdidamente de Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), la confidente de la reina (Vicky Krieps), cuando D'Artagnan se pondrá realmente en peligro. Pues esta pasión le llevará tras la pista de quien se convertirá en su gran enemiga: Milady de Winter (Eva Green).
Siendo un gran referente del género de capa y espada, nos encontramos ante una clásica historia de aventuras. Esta adaptación busca distanciarse de las más conocidas versiones estadounidenses y parecerse a la fiel versión francesa dirigida por Bernard Borderie en su rigor histórico, exquisita producción y ambientación de época y una realista, pero gris, visión de la Francia del siglo XVII, sumergida en una serie de graves conflictos político-religiosos entre protestantes y católicos.
Como en muchos filmes de época, el trabajo de vestuarios, decorados, sets y ambientación brillan en cada escena. Vemos un París sumida en la suciedad, la lluvia, el barro y completamente abarrotada. Mientras que el palacio del Louvre y las iglesias destacan por su brillo, lujo y esplendor. La dicotomía entre el pueblo frente a la realeza y el clero es visualmente marcada. Además, al ser una producción enteramente francesa, cuenta con un acceso a las locaciones reales, dotando de un mayor realismo a la representación histórica de la cinta.
A nivel visual destacan las escenas de acción. Filmadas con cámara en mano, muchas de ellas son mostradas en una toma, en medio de frenéticos planos secuencia. Destaca, por ejemplo, la escena en que D’Artagnan y los tres mosqueteros son emboscados, cuando iban a tener un duelo, por los hombres del cardenal Richelieu. Un plano secuencia de seis minutos, con un gran cantidad de movimientos de cámara y multitud de actores en escena. Ese frenetismo está presente a lo largo de más de dos horas de metraje, pero sin perder el balance con los momentos de romance, suspenso, política y toques de humor.
Si bien la película se nota ciertas libertades, la mayoría de los elementos originales de la ya conocida historia se conservan intactos, y además incluye elementos que antes habían sido ignoradas, dando una versión más completa que diversas adaptaciones, pero respetando las intrigas políticas de la pluma de Dumas.
En el trabajo actoral destacan Vincent Cassel en el rol de Athos, tanto como la espectacular Eva Green interpretando a la villana Milady de Winter, quien encarna un fascinante lleno de grises morales. Mención aparte para para el gran Louis Garrel en el rol del rey Louis XIII, sobre todo por su caracterización y manierismos al momento de encarnar al gobernante francés.
Martin Bourboulon opta en general por un acercamiento más clásico y comedido a esta historia en su propuesta. Y es que aquí no existe ningún tipo de espíritu renovador de la historia con la idea de que así sea más sencillo conectar con las nuevas generaciones de espectadores. Ya en el pasado, versiones más atrevidas como la de estilo steampunk de 2012 dirigida por Paul W.S. Anderson han terminado siendo un fracaso de cara al público.
El mayor punto negativo de la película llega al final. Tras dos intensas horas de metraje, el final es abrupto, no solo por el hecho de buscar lograr un cliffhanger hacia la segunda parte de este díptico, sino que las situaciones presentadas al final de esta película se resuelven muy rápidamente. A finales de este mismo año saldrá la segunda parte, Los Tres Mosqueteros: Milady, que ya ha sido filmada.
Los Tres Mosqueteros: D'Artagnan no es una película que destaque por su innovación ni su atrevimiento. No obstante, eso no impide que cuente con una buena historia clásica con acción frenética y una trama socio-política que nos renueva uno de los grandes clásicos de la literatura, siendo así la versión más interesante y fidedigna que se ha presentado al menos en este siglo.