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Tom Cruise trae una nueva entrega de la grandiosa saga de acción, en la que busca expresar sus preocupaciones de cara al futuro del cine. Asimismo, como en su gran éxito del pasado, reconoce que, entre tanta acción espectacular, también hay un hombre que sigue su carrera contra el paso del tiempo.
Por Marcelo Paredes CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL
Ethan Hunt volverá a salvar el mundo junto a su equipo, con la diferencia de que el riesgo será mayor al de antes, ya que el peligro de que una peligrosa arma sea tomada por la gente incorrecta causaría consecuencias inimaginables. Es por eso que el temerario agente tendrá que enfrentar a fantasmas del pasado que intentarán ponerle un alto a la que tal vez sea la misión más importante de su vida.
Decir que Tom Cruise es, hoy en día, una de las más grandes estrellas de cine no es una opinión para nada errada. El compromiso que tiene con séptimo arte, en un circuito comercial claro está, va más allá de propósitos publicitarios o alineados a las tendencias tecnológicas. Lo que el actor busca es dar una grata experiencia, una que impacte a través de las ideas que gente creativa puede transmitir con los movimientos de cámara, las emociones de los actores o la espectacularidad de los escenarios. Siempre de la mano de un importante trabajo humano detrás, en el cual él mismo está muy involucrado, nos revela una pasión que está en el hecho mismo de que él hace sus escenas de riesgo.
Esta pasión es una que se ha visto especialmente volcada en las películas de la saga Misión Imposible. Desde la primera película hecha en 1996, hace casi treinta años, el actor ha ido haciendo de esta saga su marca personal. Es cierto que tener a distintos directores en cada entrega, algo que cambió a partir de la sexta donde se repitió, ha dado diversas aproximaciones a ese mundo, pero la identidad de Cruise como Ethan Hunt se ha mantenido como el centro de todo, por lo que era su responsabilidad alzar la apuesta con el pasar de cada filme. Ahora en el 2023, tras una larga y justificada espera, volvemos a ser testigos de la que muy probablemente sea la mejor película de acción de todo el año.
Cuando pienso en este filme, pienso también en otros que le antecedieron en los últimos meses. En John Wick 4 se gozó de una acción brillantemente filmada, en Spider-Man: a través del Spider-Verso se tuvo una interesante antesala a un evento que sabemos que será de proporciones épicas, y en Indiana Jones y el Dial del Destino presenciamos el ocaso de un héroe de antaño al que el mundo moderno parece no darle un lugar. Buenas películas que funcionan en sus respectivos aspectos, pero en Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno estos son llevados un paso más allá.
Más cerca de los casos mencionados, la cinta podría ser vista como una hermana espiritual de Top Gun: Maverick. En esa, Tom Cruise retoma uno de los papeles que lo hizo famoso en los ochenta y lo trae a la actualidad, donde una máquina puede, aparentemente, hacer lo mismo que él de una forma más eficiente, por lo que Maverick tendrá que probar que aún es capaz de hacer grandes cosas. Ese mismo enfrentamiento entre lo tradicional y lo moderno ya era algo que el director Christopher McQuarrie fue abordando con el actor desde que este tomó las riendas de la saga de Misión Imposible. La diferencia es que ahora dicha modernidad, mientras antes era sugerida o mencionada de forma leve, decide erigirse como un enemigo hecho y derecho que quiere acabar con Ethan Hunt a como dé lugar.
Con la inteligencia artificial tan en boga por su presencia cada vez más prominente, no es sorpresa que ahora se busque darle este rol de gran villano que busca reordenar el mundo a su antojo. Lo que en tiempos de películas como Terminator parecía una fantasía, ahora es algo real y la cinta lo que hace es darle a La Entidad, nombre con el que se le conoce a esta IA, la suficiente fuerza para primero salir de su estado fantasma y después ir infiltrándose poco a poco en poderosas organizaciones, usando a los humanos para que decidan seguirla como emisarios de su mensaje.
Eso obligará al protagonista a ir en contra de lo establecido una vez más, porque él sabe que esta máquina no solo es una amenaza para la sociedad, sino también es una representación de aquello a lo que le ha huido durante años: la muerte. La Entidad, como figura inmortal, trae a Gabriel, un enemigo del pasado de Hunt que obedece a esta máquina y hablará a través de este hombre para recordarle que la muerte siempre lo ha estado rodeando y que él, como alguien mortal, no podrá nunca escapar de esta. El riesgo es mucho más palpable de lo que era antes, porque como Ethan siempre fue alguien dispuesto a entregar todo por las personas a que estima, ahora ellos estarán expuestos a ese mismo peligro.
Lo genial del trabajo de McQuarrie como director es que no deja que su película de acción llena de espectacularidad palidezca en su narrativa. Ya se mencionó cuál podría ser, a grandes rasgos, el verdadero conflicto de la cinta, y a eso hay que sumarle que tampoco descuida a sus personajes, que mantienen la consistencia de las entregas anteriores. Sus vínculos basados en la amistad es lo que le da al equipo principal (Ethan, Ilsa, Benji y Luther) un poderío único. Nuevas adiciones al elenco como las de Hayley Atwell como Grace o Pom Klementieff como Paris están igual de bien y cumplen correctamente con sus funciones.
Y por supuesto no se podría comentar esta película sin alabar sus escenas de acción. Secuencias como la del desierto al inicio, la de la persecución automovilística en Roma cerca a la mitad o la del tren en el tercer acto es una oda a la acción puramente física y analógica. Junto a eso está el apartado visual donde se busca rendir un homenaje al director que lo inició todo: Brian De Palma. La visión que él tuvo en la primera película, que esta nueva busca releer en varias partes, es un recordatorio de que el poder de la mirada humana como base del espionaje no debe perderse.
Sobre lo negativo se señalaría, en lo que a actuaciones respecta, el rol de Gabriel. Si bien su presencia como emisario de la muerte representada por La Entidad es clave, la interpretación del actor no resulta convincente. Como algo ambivalente, es probable que toda la acción pueda distraer un poco al seguimiento de la trama en un primer visionado, pero es algo que ya dependerá de cada uno. Fuera de eso, habría que mencionar que sí hubo el miedo de que al tener la etiqueta de “parte uno” la historia pueda sentirse incompleta. Qué alivio que no sea el caso porque, aunque sepamos que lo peor está todavía por venir, la misión principal obtiene una resolución.
En conclusión, Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno es la comprobación de que una de las mejores sagas de cine de acción sigue sin perder el toque. Ethan Hunt ya no batalla solamente contra un mundo que va abandonando cada vez más su humanidad, sino que ahora se enfrenta a la muerte misma y cómo esta saca a flote los fantasmas que le recuerdan su mortalidad. Es una maravilla a nivel cinematográfico, con un Tom Cruise inagotable que si lo que quiere es salvar el cine, que lo haga cuantas veces quiera, porque si ayudar a hacerlo es verla, esa es una misión que habrá que decidir aceptarla.