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“Muerte Infinita” (2023): el loop eterno de lo extraño

Lo nuevo de Brandon Cronenberg, hijo del reconocido David Cronenberg, ha llegado a la plataforma de streaming HBO Max. En esta oportunidad, nos cuenta la historia de un escritor frustrado que, en busca de inspiración, viaja a un resort en un país extraño. En dicho lugar, vivirá un constante viaje de emociones que lo llevará a hacer los actos más impensados, surreales y terroríficos de su vida.


Por Mariano Viza CRÍTICAS / NETFLIX

muerte infinita
"Muerte Infinita" (2023) Fuente: Vogue Singapore

Comienzo este texto haciendo una pequeña “advertencia”: no he visto nada del cine de David Cronenberg ni las películas de Brandon. Por ahí, en ciertos foros, leo que el heredero del apellido bebe del cine de su padre. Lastimosamente, si hay algún estilo que se repita o referencias al antecesor de este, no las he captado. De igual manera, creo yo que ver el cine de Brandon es algo que debe hacerse ignorando el legado de su padre. Así como en el deporte, en las artes cada uno hace su camino sea bueno o malo.


Me sentía escéptico cuando empecé a ver la película. Imagine que iba a ser una cinta en que la sangre era lo primordial más que una trama de por sí interesante sumado a un affair calenturiento del momento. Craso error. Muerte Infinita (Infinity Pool) empieza lenta, pero no porque no tiene algo que mostrar o por falta de ritmo, sino que poco a poco, Cronenberg nos adentra en este hotel lujoso en medio de un país desastroso. Plantea las reglas del juego mientras que lo extraño se vislumbra poco a poco.


Tenemos a James Foster interpretado por el grandísimo Alexander Skarsgård. Un escritor frustrado que está buscando inspiración en este hotel para así escribir su segundo libro. Entre comidas que disfrutan y la playa, aparece Gabi, interpretada por Mia Goth, acompañada de su esposo. Dice ser una fanática de su libro y con un trato de groupie le pide a James y su esposa que los acompañen. Se van conociendo y hacen planes juntos en el resort. Aunque se ve que disfrutan de la playa y del lugar, no podemos ignorar cierto aire de extrañeza. Hay cierto fanatismo de Gabi hacia James, llegando al extremo que esta lo masturba sin su consentimiento. Se nos muestra en un momento que la pareja extraña le ofrece comida a James como si fuese un chancho a matar. Quizá un adelanto de lo que veremos en la cinta. Pasada la noche es acá que lo extraño toma forma: James atropella fatalmente a un pueblerino, y la policía lo captura. Pensaríamos que cumpliría su condena, pero al parecer en este país, se le tiene una estima considerable al extranjero por lo que, para pagar su crimen, se lo clona. Una copia perfecta con sentimientos y conciencia.


Cronenberg construye toda esta secuencia como un mal viaje, una borrachera, una pesadilla de la que queremos escapar. La clonación se realiza y la sentimos palpable. Es como si, con el juego de luces, colores y formas, estuviésemos teniendo la pálida a partir de una droga potente. El clon en cuestión paga la condena y es así como James ve su propia muerte.

Aunque en un inicio, James siente esto como algo de ficción casi imposible, luego se vuelve monótono. Como una especie de salvavidas para el libertinaje que se viene. Junto a un grupo de turistas que viven de hacer de las suyas pagando con sus clones, se les une James. Vemos acá una entrada al mundo sin consecuencia alguna. No importa si matan a alguna persona o si irrumpen la tranquilidad de los huéspedes. Pagarán sus acciones con sus clones. La vida o la justicia es ahora un espectáculo que consiste en ver morir a su doble.


Lo atrapante de la cinta es lo bizarra que se va volviendo. Este loop de muerte constante se vuelve como una excusa para hacer lo que no haríamos en el mundo real. Mientras que lo psicodélico y ficcional del hotel, visualmente se ve de colores extraños y abstractos, como es el caso de la escena sexual que parecería una orgía, lo extraño va creciendo, volviéndose así todo en contra de nuestro protagonista, al darse cuenta de todo ello que disfrutó ya deja de ser algo estimulante.


Resulta así que el director pone todo en contra de su protagonista cuando quiere escapar. Una vez que estás en ese mundo ya nada te hace salir, y en el intento de escape, es capturado nuevamente por quienes le hicieron pasar “un buen tiempo”. James ahora debe luchar por su vida llegando a matar a su clon. Ya al final de la cinta, cuando está por regresar a su país, ve a todas estas personas volviendo a su vida normal como arquitectos o editores. Para su mala suerte, James no. Lo que ha vivido lo deja marcado de forma perenne.


Si algo destaco de la cinta son el poder de las performances de Alexander Skarsgård y Mia Goth. Ambos cuentan con un rango increíble de emociones, en que las caretas conforme avanza la película van cayendo, mostrando de una manera fidedigna quiénes realmente son. Especialmente Mia Goth, que pareciera una matrioshka al develarse como la villana. El manejo de la tensión de Cronenberg, así como lo bizarra que puede ser la historia también es de mencionar. Este hueco en el mundo es perfecto para que el director haga que sus personajes lleguen a niveles superiores de locura, donde las travesuras que conllevan terribles consecuencias no tengan sentido alguno. La muerte ha perdido significado por un breve periodo de tiempo. Como si fuese un lujo el morir cuantas veces sea para cometer las fechorías que no se pueden hacer en el mundo real.



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