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“Reinaldo Cutipa” (2023): el útero como prisión

Se ha estrenado Reinaldo Cutipa, largometraje del juliaqueño Oscar Gonzales Apaza, ganador del concurso de proyectos de largometrajes exclusivo para regiones del país convocado por el Ministerio de Cultura. Es uno de los estrenos más atractivos del cine nacional en esta primera mitad del año.


Escribe Emilio Bustamante                                             CRÍTICAS / CARTELERA COMERCIAL

Gonzales Apaza dirigió antes Marcados por el destino (2009), un intenso melodrama que tocaba el tema de la esquizofrenia como posible consecuencia del maltrato infantil. Esta vez, el cineasta vuelve a abordar un asunto inquietante, el del incesto.


El guion ha sido escrito por el director y por Jaime Luna Victoria, y la producción ha estado a cargo de Henry Vallejo. Si bien ya en Marcados por el destino se apreciaban virtudes expresivas de Gonzales Apaza, estas se ven potenciadas en Reinaldo Cutipa gracias a la dirección de fotografía de Micaela Cajahuaringa, la dirección de arte de Efraín Serpa, y las actuaciones de Sylvia Majo y Jesús Luque Colque (el premiado protagonista de Manco Cápac (2020)).


En Reinaldo Cutipa, Matilde (Sylvia Majo) ha echado de la casa a su esposo Benito (Amiel Cayo), pues lo culpa de la muerte de uno de sus hijos; y ha adjudicado a su hijo sobreviviente, Reinaldo (Jesús Luque Colque), el doble rol de hijo y pareja sentimental. Esta condición será puesta en riesgo cuando Reinaldo se enamore de Rosaura (Danitza Pilco); es entonces que Matilde desplegará estrategias radicales para retenerlo.


El espacio escenográfico en Reinaldo Cutipa adquiere importancia singular en relación con los cuerpos. La duración de las tomas y la opción por la cámara fija permiten recorrer el espacio visualmente y reflexionar sobre su sentido. El encuadre de la habitación de Reinaldo, en plano de conjunto y angulación frontal, enfatiza las líneas verticales y ángulos rectos, y, por tanto, el encierro del que es víctima el joven, pero la habitación tiene más de un significado. Es útero del que la madre no deja salir al hijo (sus variadas tonalidades de verde y marrón remiten a lo natural, al calor, el alimento y el origen); y es también representación de la mente y el cuerpo de Reinaldo, capturados e invadidos por la madre. Préstese atención al espejo que hay en la habitación (y al proceso de individuación vinculado a este), así como al cuadro del mar con peces, colgado en la pared, que aludiría al sentimiento oceánico; espejo y cuadro sugieren con su presencia un conflicto en la psiquis del joven.

La habitación de Reinaldo se configura, así, como una prisión y un campo de batalla. En una impactante escena inspirada en Furtivos (1975) de José Luis Borau, el joven expulsa violentamente a Matilde de la habitación; pero el espacio no podrá ser llenado permanentemente por Rosaura, y será retomado triunfalmente por la madre, consumándose el incesto. Los otros espacios son también significativos. La tienda de abarrotes, propiedad de Matilde, conecta el interior de la casa y la calle, lo privado y lo público; es atendida por la madre (que impide la salida de Reinaldo y la entrada del padre), y por Rosaura (que, por el contrario, abre la posibilidad de escape de Reinaldo).  Las vías del tren, de otro lado, marcarán el destino de Reinaldo sin la madre, y su recorrido podrá ser el de la intemperie y el alcoholismo que siguió el padre, o el de la libertad.


Reinaldo Cutipa es un filme que hay que ver con atención y que se presta a sugestivas lecturas. Oscar Gonzales Apaza se suma a otros directores puneños como Óscar Catacora, Tito Catacora y Henry Vallejo que han acrecentado en los últimos años la calidad del cine peruano.



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