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“Rotting in the Sun” (2023): de la juerga al thriller

Lo nuevo de Sebastián Silva ha llegado al streaming. Es una comedia llena de alcohol, drogas y fiesta, pero que rápidamente pasa de lo eufórico y pasional a la incertidumbre del policial, como si se tratase de una resaca. ¿Una de las mejores cintas del 2023?


Por Mariano Viza CRÍTICAS / MUBI

Rotting in the Sun
“Rotting in the Sun” (2023). Fuente: ScreenAnarchy

Rotting in the Sun comienza de una manera oscura. El director chileno, que radica en Nueva York, nos coloca en su propia mente durante toda la cinta, siendo el protagonista de esta ficción hasta cierta parte. Agobiado por la depresión y su adicción a las drogas, se le plantea la idea del suicidio por parte de un amigo. Es hasta que va a una playa nudista homosexual que la película cambia de rumbo, se convierte en una especie de policial con retazos de comedia negra. Lo que hace el cineasta es ir de género en género, como una bola de ping pong va de lado a lado.


Las situaciones que vive el protagonista sean en la playa, en una fiesta, en la calle o hasta en su propia casa, pasan rápidamente de bizarras a hilarantes y hasta aterradoras. Hay crudeza con las cosas que se mencionan, como la exposición real de las personas en las redes, el alto consumo de sustancias ilícitas o el suicidio, como se había mencionado previamente, pero también con las personas comunes, como pueden ser unos obreros o su empleada del hogar llamada Verónica, a quien tratan de la peor manera posible.


Todo este primer acto es como una constante fiesta. La euforia de la noche caracteriza estas escenas. Todos los personajes alrededor de Sebastián Silva, director y protagonista, la pasan bien, a excepción de él. Se nos presentan distintos personajes al comienzo de la película. Mateo quien funge de casero y amigo de Sebastián, Verónica como la empleada del hogar y Jordan Firstman, un influencer que está 24/7 en su celular.

Rotting in the Sun
"Rotting in the Sun" (2023). Fuente: Los Angeles Times

Es en la playa que, en cercanía con la muerte, conoce a este último. Este, a diferencia de Sebastián, es alguien más vivo y lúdico. Es la antítesis total del personaje principal. Vive la fiesta, es relevante en las redes y su consumo no lo aturde en nada. Entablan una amistad forzosa por cuestiones de la vida y, siendo Sebastián alguien corto de dinero, accede a trabajar con él en su estudio. Es a partir de esta situación que todo cambia hacia el segundo y tercer acto.


Mezclar géneros en una cinta que parece ser una comedia puede que sea algo complejo. Sin embargo, el chileno lo establece así desde el inicio, con la crudeza sexual que muestra, así como el machismo y abuso de poder sobre los que tienen menos. En un segundo, pasamos al policial después de una tragedia.


Se pasa de la euforia a la investigación de los hechos, que la realiza el mismísimo Jordan Firstman, al ver que algo raro está sucediendo en casa. Aunque es al final que se le revela algo que ya todos sabemos, porque lo vemos sin tapujo alguno, la verdad aqueja a todos por igual. Vemos al asesino intentar tapar sus huellas, mientras que el detective intenta atar los cabos sueltos y formular su teoría. Porque es eso al fin y al cabo Rotting in the Sun: un policial.

Rotting in the Sun
"Rotting in the Sun" (2023). Fuente: Metro Cinema

Todos los elementos están presentes: un crimen, un detective y un culpable. Lo interesante de la película es que nosotros ya sabemos todo. No hay sorpresa en descubrir quién cometió el delito, porque la sorpresa más bien radica en saber si va a ser descubierto. Pero lo llamativo es también como se juega con la culpa de los personajes frente a la idea del suicidio. No solo vemos al implicado sino a las personas que creen haber sido una influencia directa en la muerte de un personaje.


Lo que hace buena a Rotting in the sun no son los plot twists que presenta, sino cómo llevan este género a un terreno algo ajeno de lo que usualmente se ve, como lo pueden ser el uso de las redes sociales junto a los influencers. No cae en lo ridículo o lo estereotípico, sino que adapta muy bien el lenguaje virtual al cine.


Aplausos a Carolina Saavedra como la señora Verónica, que con su temblorosa voz y mirada perdida la vuelve, quizá, el mejor personaje de la película: débil en un principio, pero inteligente para “salirse” con la suya. El final responde a eso mismo que comenté: lo sorprendente que es ver cómo los personajes se enteran de aquello que ya sabemos.


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