"Código negro" (2025): espías del corazón
- Marcelo Paredes
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En el mundo del espionaje, lo verdaderamente peligroso no es la traición política, sino la afectiva. Steven Soderbergh construye una historia breve pero incisiva sobre la fragilidad de los vínculos cuando el amor y el deber entran en conflicto.
Por Marcelo Paredes CRÍTICA / VIDEO ON DEMAND

Un agente del gobierno estadounidense descubre una pista que lo lleva a sospechar que su esposa, también espía, podría estar involucrada en una conspiración. Mientras investiga, se ve obligado a poner a prueba su confianza en ella y a decidir entre cumplir con su misión o proteger su relación.
¿Podía Steven Soderbergh sacar dos peliculones en un mismo año? Sí, lo hizo y lo logró, una vez más, de forma breve y directa. Dejando de lado el drama con tintes terroríficos de Presencia (Presence, 2024) el cineasta, nuevamente junto a David Koepp, nos traslada al mundo del espionaje moderno, donde uno podría pensar que veremos una trama intrincada llena de suspenso, traiciones y conspiraciones, con uno que otro disparo. La respuesta a esa suposición es, otra vez, afirmativa, pero quizá no del modo que uno esperaba, o al menos no como yo lo esperaba.
Este es un filme que, por encima de todo, nos habla acerca de la lealtad, específicamente la que forja a un matrimonio, con el trabajo de ambas partes basado, irónicamente, en mentir y hacer lo que sea necesario para cumplir con su objetivo. En ese sentido, más allá de descubrir a un culpable vinculado a un asunto de rigor internacional, lo que tanto director como guionista quieren es que, como audiencia, descubramos junto al protagonista quién siembra la semilla de la discordia en su relación.
Desde el inicio, luego de ir hasta lo más recóndito para obtener la pista que necesita, lo vemos incrédulo ante el primer indicio que pone en peligro su vínculo conyugal. Es a partir de ese momento que el juego comienza. Dicho juego consistirá en torcer otros vínculos y quebrarlos desde adentro, ya que sabe lo frágiles que pueden ser. Se nos recuerda constantemente lo raro que es que una pareja así esté junta de forma tan incondicional, dado que están inmersos en un mundo que vive de la mentira. Pero ahí radica precisamente su fortaleza: en darle la vuelta a lo esperado.

Es interesante cómo, de cierto modo, Soderbergh nos muestra en clave de thriller una falencia muy latente en nuestra sociedad actual. Al estar tan desconectados unos de otros, es la confianza de un matrimonio y ese deseo ferviente por no romper su propio pacto lo que termina siendo la causa de una serie de actos subversivos. Lo más contranatural resulta, en realidad, no ser desleales como el resto.
Es cierto que quizá la película pudo no ir tan rápido al grano, especialmente porque, al acercarse al clímax, todo parece apagarse un poco. La corta duración le juega en contra, ya que también hay poca información sobre lo principal de la trama, lo que pone en riesgo el interés del espectador. Sin embargo, lo mejor de Código negro (Black Bag) es que esa pérdida nunca llega.
Soderbergh logra una película sofisticada, donde, gracias a su montaje y a una dirección de fotografía centrada en quebrar la voluntad de quienes buscan perpetuar la mentira, nos invita a mirar con cautela a cualquiera que intente que traicionemos a quienes amamos. Al final, su encanto reside justamente ahí: en cómo las relaciones humanas se asemejan a una labor de espionaje constante. Siempre habrá un riesgo, como el que siente el protagonista cuando cree que lo pierde todo, pero incluso cuando menos lo espere, será esa otra mitad la que termine salvándolo, pudiendo también cumplir sus propias ambiciones en el camino.
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