"F1: la película" (2025): la velocidad entre la pasión y el fracaso
- Alberto Ríos
- hace 4 minutos
- 3 Min. de lectura
Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick) dirige un drama deportivo protagonizado por Brad Pitt y ambientado en el mundo de la Fórmula 1, donde la velocidad y el fracaso van de la mano.
Por Alberto Ríos CRÍTICA / CARTELERA COMERCIAL

Sonny Hayes (Brad Pitt) es un piloto veterano que se gana la vida viajando por Estados Unidos para participar en carreras esporádicas, nunca con un equipo o rumbo fijo. No conduce por el dinero, tampoco por la fama o la gloria. Lo hace por la pasión que siente, porque es lo único que lo hace sentirse vivo. Muchos dicen que es un fracasado, una joven promesa que no pudo despegar luego de un fatídico accidente cuando empezaba su carrera en la Fórmula 1. Para él, la vida solo se reduce a los momentos que siente detrás del volante.
A una edad bastante madura, recibe una última oportunidad de redención gracias a Rubén Cervantes (Javier Bardem), antiguo colega y ahora jefe de la escudería Apex GP, cuyo rendimiento ha sido decepcionante. Tienen la presión de ganar al menos una de las nueve carreras restantes o enfrentar la disolución del equipo por parte de sus inversores. Lo que sigue responde al esquema clásico del relato deportivo. Un veterano que debe ayudar al equipo a salir adelante mientras intenta hacer entender al novato estrella (Damson Idris) del equipo que lo importante de competir no son los reflectores y la fama, sino el hecho mismo de sentirse libre a 300 km/h.

La Fórmula 1 ha sido un terreno poco frecuente en la historia del cine. Películas como Grand Prix (John Frankenheimer, 1966) fueron de las primeras en proyectar este mundo en la gran pantalla. Décadas más tarde, Rush (Ron Howard, 2013) llevó a la pantalla la mítica rivalidad entre Niki Lauda y James Hunt con una mirada más enfocada en el carácter y el contraste entre personalidades. Por otro lado, Senna (Asif Kapadia, 2010), documental sobre la vida del legendario piloto brasileño, logró articular drama, épica y tragedia con solo imágenes de archivo. En comparación, F1 opta por el artificio narrativo y la estilización visual como vía para representar ese mismo vértigo. No busca la fidelidad histórica ni el retrato biográfico, sino la fábula del hombre que corre porque no sabe hacer otra cosa.
El director Joseph Kosinski cambia los aviones de Top Gun: Maverick por autos filmados al milímetro en una película que visualmente absorbe y replica mucho de la cinta aérea de Tom Cruise. Puede que el fuerte de la cinta no sea su historia, que por momentos cae en un esquema bastante clásico, sino su espectacularidad visual. Kosinski tiene una destreza al momento de encuadrar vehículos y secuencias de acción. En ese sentido la película es una exhibición que transmite tensión desde la cabina de pilotaje, los alerones de los autos y las tomas aéreas en medio de circuitos reales de carreras mostrados con un montaje sumamente frenético. Todo acompañado por la banda sonora de Hans Zimmer.

Hollywood parece haber encontrado el rol perfecto en el que Brad Pitt destaca en la gran pantalla: un “vaquero americano” que se aferra a un pasado mejor y que para el mundo es un “fracasado”. Al igual que Clith Booth de Érase una vez en Hollywood (2019), Sonny Hayes es un personaje rudo, amargado, con traumas y que se defiende de la vida mediante la ironía, el sarcasmo y la agresión. Javier Bardem aporta un efectivo alivio cómico en el rol del carismático director de equipo, equilibrando el tono más melancólico del protagonista. Por su parte, Kerry Condon encarna a la ingeniera del equipo y cumple con el rol de interés romántico, construyendo junto a Pitt una química discreta pero efectiva que humaniza aún más al personaje de Sonny.
La aparición de pilotos reales añade autenticidad, pero no es eso lo que F1 persigue. Estamos ante un espectáculo que busca condensar en menos de dos horas todos los accidentes, roces, adelantamientos imposibles y giros dramáticos que podrían suceder en una temporada completa. Lo documental se sacrifica en favor de la espectacularidad. En ese marco, la presencia de Brad Pitt y la dirección de Joseph Kosinski elevan el conjunto por encima del cine norteamericano promedio. El resultado no alcanza el equilibrio ni el impacto visual de Top Gun: Maverick, con la que comparte ambición técnica y tono heroico, pero en medio de una temporada llena de remakes, secuelas y reboots, se agradece que un blockbuster apueste por una historia propia.
Kommentarer