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27 FCL: “Anatomía de una caída” (2023), radiografía de una pareja

La película ganadora de la Palma de Oro 2023 se exhibe durante el 27 Festival de Cine de Lima. La cinta francesa explora, a partir de la muerte del miembro de una familia, la invasión a la privacidad de un matrimonio roto.


Por Alberto Ríos FESTIVALES / FESTIVAL DE CINE DE LIMA

Anatomía de una caída
“Anatomía de una caída” (2023). Fuente: Screen Daily

Justine Triet, realizadora francesa, se alzó con la Palma de Oro en la más reciente edición del Festival de Cine de Cannes. Una cinta donde, luego de películas como La batalla de Solferino, Victoria y el sexo, y Sybil, se confirma como una directora con capacidad de combinar y gestionar diversos registros como el thriller de misterio y el cine judicial, mientras que explora tópicos como los problemas de las relaciones en pareja y la subjetividad al momento de intentar revelar los hechos acontecidos.


Sandra Voyter (Sandra Hüller), una escritora alemana, vive con su marido Samuel (Samuel Theis) y su hijo ciego, Daniel (Milo Machado Graner), en un chalé en medio de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en misteriosas circunstancias luego de caer desde el ático de su casa, la investigación no puede determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio. Sandra es arrestada y juzgada por asesinato, y el proceso pone su tumultuosa relación y su ambigua personalidad en el punto de mira.

Anatomía de una caída
"Anatomía de una caída" (2023). Fuente: The Hollywood Reporter

¿Accidente, suicido o asesinato? Este interrogante es el eje central del juicio al que es sometida Sandra. Pareciera que poco importa llegar a la exactitud de la verdad. No hubo testigos. No hay pruebas concluyentes. Solo existen supuestos, tanto a favor y en contra de la inocencia de la protagonista. Pareciera que el juicio trata en realidad de exponer al ojo público la tumultuosa relación marital que vivían Sandra y Samuel, que llega a ser más sórdida, problemática y convulsa que lo que podría parecer a simple vista.


Triet plantea un doble juego. Aborda una dualidad de caídas. En primer lugar, se refiere a la fatalidad que terminó con la vida de Samuel, cuyas razones son analizadas en la película. En segundo lugar, se refiere a la decadencia del matrimonio protagonista, que también se somete al escrutinio del tribunal. La directora agrega capas progresivamente, ampliando los alcances e implicaciones a medida que emergen las grabaciones de Samuel y el papel cada vez más crucial de Daniel, el único testigo directo o indirecto de los eventos detallados que se desarrollan durante las extensas dos horas y media de metraje.


Incluso se expone un audio, de una pelea de la pareja sucedida el día anterior. Un hecho que no prueba nada, pero que es utilizado para exponer lo rota que estaba la relación. En esta historia, Sandra y Samuel se enfrascan en un intercambio vehemente de palabras, exponiendo un enmarañado conjunto de conflictos: infidelidades desveladas, acusaciones de robar el trabajo del otro, disputas sobre la crianza de los hijos y reproches acerca de quién busca el rol de víctima. Triet expone su tesis: la dificultad de discernir entre realidad y ficción, entre deseos y hechos, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre los hechos y los recuerdos.


Anatomía de una caída no es una película netamente judicial. Triet juega mucho al misterio y al suspenso. El espectador no tiene clara la inocencia de la protagonista, pero tampoco su culpabilidad. No existen pruebas suficientes. El judicial y el policial dialogan, se entremezclan. ¿Se busca a un asesino? ¿Se absuelve a un culpable? ¿Se juzga a Susan por la caída de su marido o la caída de su matrimonio? Todas estas cuestiones se plantean. Obtendremos diversas versiones de la historia, supuestos de la acusación y la defensa, grabaciones de peleas anteriores, pero nunca la verdad. Están presentes las subjetividades presentadas en Rashomon de Kurosawa, pero en este caso no existe un fantasma de la víctima para aclarar las dudas del espectador.

Anatomía de una caída
"Anatomía de una caída" (2023). Fuente: Unifrance

Sandra Hüller destaca en un rol dramático en el que logra expresar una mezcla de frialdad ante la situación, pero al mismo tiempo una serie de emociones contenidas que explotan muy pocas veces, y que demuestran la carga que cae sobre sus hombros. Visualmente la cinta tiene momentos muy destacables variando entre cámara fija y cámara en mano, moviéndose por el juzgado y entrando en la subjetividad de los recuerdos.


No es una cinta perfecta. Llega a sobrecargarse en su drama y misterio. Agrega demasiadas capas, expresadas siempre mediante la oralidad del juicio. Además, la tesis que plantea termina por resolver las dos horas y media de desarrollo de manera simple y rápida: el posible recuerdo de un niño. Todo expresado desde la subjetividad: es el único flashback en el que no escuchamos la voz de los protagonistas, sino de quien cuenta la historia. El melodrama y la tensión cargan, para sucumbir ante una empática simpatía del jurado por Daniel. Sin embargo, no deja de ser una cinta que expone la radiografía de la ruptura de una pareja y el morbo de la sociedad hacia la vida privada de las personas.


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