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27 FCL: “Fallen Leaves” (2023), la simpleza de la soledad

Actualizado: 16 ago 2023

La nueva película del finlandés Aki Kaurismäki fue exhibida en el 27 Festival de Cine de Lima, en la sección “Aclamadas”. Es una vuelta a los orígenes, al pasado como una forma de leer el presente.


Por Alberto Ríos FESTIVALES / FESTIVAL DE CINE DE LIMA

Fallen Leaves
“Fallen Leaves” (2023). Fuente: Festival de Cine de Lima

Aki Kaurismäki regresó luego de seis años a la gran pantalla con Fallen Leaves, una cinta que conserva las características de su cine: la simpleza de su puesta en escena, los personajes gélidos y la ironía en cada uno de sus diálogos. Tras Sombras en el paraíso (1986), Ariel (1988) y La chica de la fábrica de cerillas (1990), esta es la cuarta parte de la antología proletaria del director.


Dos personas solitarias se encuentran por casualidad una noche en Helsinki. Ambos creen haber encontrado su primer, único y último amor. Su camino hacia su sentimental objetivo se ve oscurecido por el alcoholismo del hombre, la pérdida de un número de teléfono y el desconocimiento del nombre y la dirección del otro.


La nueva cinta de Kaurismäki no busca ser ni grandilocuente ni manierista. Todos sus filmes parecen formar un conjunto cohesivo a nivel temático. Las películas del finlandés suelen girar en torno a personajes marginados y desfavorecidos, explorando temas como la soledad, la alienación y la búsqueda de humanidad en un mundo desencantado.

Fallen Leaves
“Fallen Leaves” (2023). Fuente: Caiman Ediciones

En Fallen Leaves nos adentramos en la vida de Ansa (Alma Poysti), quien comienza como empleada en un supermercado, luego lava platos en un bar de dudosa reputación y, finalmente, se dedica a la limpieza en una fábrica. También conocemos a Holappa (Jussi Vatanen), un alcohólico que comienza trabajando en un taller y más tarde en una obra en construcción. Ambos personajes son profundamente solitarios, torpes y tímidos, pero sus caminos se cruzan en un karaoke, donde encuentran un inesperado vínculo.


Pese a conocerse en un bar, su enamoramiento se fragua en una salida al cine. Kaurismäki no esconde ni sus influencias ni su filiación cinéfila. En la película aparecen referenciados Chaplin, Godard, Ozu y Fellini. Sin embargo, la cinta que deciden ver es mucho más moderna, Only Lover Left Alive de Jim Jarmush, película de zombis de 2019. Ese es el primer vínculo que los conecta, además de su soledad.


En la manera en que se relacionan estas dos almas proletarias y solitarias, insertas en una comedia sumamente satírica, pareciera ser que una de las grandes influencias de la cinta es Luces de la ciudad (1931) de Charle Chaplin. Incluso el perro que adopta la protagonista en el transcurso de la película lleva el nombre del director británico.

Fallen Leaves
“Fallen Leaves” (2023). Fuente: Cineuropa

El finlandés no necesita de una gran duración para relatarnos la historia que quiere contar. Unos pocos diálogos, unas cuantas elipsis y un guion bien pulido bastan para narrar el desarrollo de la relación de Ansa y Holappa. Todo plasmado en medio de esa soledad urbana que bien podría ser retratada por Edward Hopper, una de las influencias pictóricas más claras del finlandés, capaz de traducir la melancolía de la protagonista en estampas verdaderamente hermosas en medio de fríos tonos verdes, grises y azules.


La apariencia, la estética, los lugares, las referencias temporales e incluso los dispositivos electrónicos podrían remontarse a 20 años. Sin embargo, Aki opta por insertar momentos en que los personajes encienden viejas radios para transmitir noticias sobre la invasión rusa a Ucrania, dejando en claro que esta tragicomedia agridulce, salpicada con momentos de humor negro, tiene lugar en la actualidad. Hay una intención, dentro de esta historia sobre la soledad, de enmarcar y exponer uno de los acontecimientos políticos y sociales más crudos de la historia reciente.

Fallen Leaves
“Fallen Leaves” (2023). Fuente: Micropsia

La música en las películas de Aki Kaurismäki representa otro sello distintivo inseparable de su identidad como autor cinematográfico, y en Fallen Leaves, no solo crea el telón de fondo para el encuentro de los personajes principales, sino que también actúa como un constante acompañamiento durante sus momentos de soledad. Incluso hay un notable momento que incluye un tango de Gardel, con el que se cierra la película. Casi pareciera una contraposición a Nat King Cole, mientras canta “Quizás, quizás, quizás” en el final de Con Ánimo de amar (2000) de Wong Kar-wai.


Es una cinta en la que el cineasta regresa a sus orígenes. Esta película divertida, conmovedora y acertada exhibe todas las cualidades distintivas del trabajo del director finlandés. No es una obra maestra, ni uno de los mayores trabajos del director, pero demuestra el interés del realizador en seguir contando la historia de individuos solitarios que encuentran en la conexión con los demás un medio para afrontar la rutina diaria.


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