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Joe Begos: los tiempos de la nueva carne

Actualizado: 27 jun 2023

A pocas horas de celebrar la Noche de las Brujas, una obra ideal a explorar es la de este realizador nacido en Rhode Island, quien da vida a un estilo muy singular, que transita entre la nostalgia por el terror de los setenta y ochenta, el body horror y la alucinación.


Por José Carlos Cabrejo ESPECIALES / JOE BEGOS

Bliss (2019). Fuente: FILMGRAB Joe Begos
"Bliss" (2019). Fuente: FILMGRAB

Joe Begos es un cineasta de 34 años que se siente a gusto haciendo películas como máquinas del tiempo. Almost Human (2013), su primer largometraje, maneja la tensión con encuadres temblorosos, que acaso transmiten también la emoción del realizador de narrar una historia de invasión alienígena con vainas viscosas incluidas, directamente prestadas de la versión de 1956 de Invasion of the Body Snatchers dirigida por Don Siegel. Y es una tensión que la trabaja al estilo del maestro John Carpenter: la amenaza expresada en la música con sintetizadores, el encierro como protección en la línea de Asalto al presidio 13 (Assault on Precinct 13, 1976), el jugar a las escondidas con un asesino tras la puerta de un clóset y con cuchillo en mano, al igual que el personaje de Jamie Lee Curtis en Halloween (1978). Almost Human también se conecta de modo interesante con otra película de Carpenter, La cosa (The Thing, 1982). Begos parece haberse introducido en el cuerpo de ese clásico del terror y la ciencia ficción para replicar su anatomía en algunas escenas, como aquellas en las que un tentáculo aparece a través de la boca de un personaje para inocular dentro de otros una presencia alienígena.


Si Almost Human rinde tributo a Carpenter, The Mind’s Eye (2015) es un homenaje al David Cronenberg de Scanners: Mentes destructoras (Scanners, 1981). Unos personajes con la habilidad de la telequinesis son víctimas de un mad doctor, quien experimenta con sus cuerpos para obtener un suero que le permitiría conseguir esa misma capacidad a niveles inimaginables. Esos encuadres cerrados de cuerpos de sangrado nasal, de venas hinchadas, de tensas extremidades que manipulan no solo objetos sino otros cuerpos, a los que incluso pueden hacer estallar como dinamita, llevan al extremo las posibilidades del body horror apreciadas en el clásico del realizador canadiense.


Hay dos aspectos a considerar en ambos filmes como propios de una visión del cine de otra época, lejana de cierto presente cinematográfico. Por un lado, la sexualidad grotesca de Almost Human, notoria en una escena en la cual un hombre poseído por aquella entidad alienígena abusa de su expareja con aquel tentáculo bucal ya referido, que parecido salido de algún hentai perteneciente a la saga Urotsukidoji, proveniente de un manga de fines de los ochenta; por otro, el mundo viril de The Mind’s Eye, en el que a pesar de que uno de los personajes más poderosos es femenino, desarrolla una historia que básicamente se resuelve entre hombres. Es una película alta en testosterona como cualquier filme de acción de los años ochenta.



La película de Begos que mejor concentra ese espíritu es VFW (2019). En ella, un grupo de sujetos mayoritariamente boomers resisten al interior de un bar (que tiene por nombre las siglas que nombran la película y que significan “Veterans of Foreign Wars”), el ataque salvaje de unos jóvenes traficantes de drogas. Algunos de esos fornidos hombres de la tercera edad son interpretados por Fred Williamson, figura legendaria del blaxploitation y de filmes italianos de género entre los setenta y los ochenta como el poliziotteschi, la ciencia ficción y el bélico, y Martin Kove, actor famoso por su rol de villano en Karate Kid (The Karate Kid, 1984). Liderados por el personaje de Stephen Lang, que ya interpretara papeles duros como el del villano de Avatar (2009) de James Cameron, con su imagen militar que parecía calcada de un viejo dibujo animado como G.I. Joe, responden a los insolentes milennials de modo celebratorio, en un éxtasis de festín gore que reivindica la violencia explícita de ese cine de explotación que se podía ver en salas grindhouse y cintas de video. VFW es Los indestructibles (The Expendables, 2010) en clave de terror. Además, la presencia de Kove nos hace pensar también en Cobra Kai, una serie que, al igual que este filme, mira los tiempos actuales de forma irónica, desde una perspectiva masculina y tradicional.



Sin embargo, Begos también ha creado uno de los personajes femeninos más fascinantes del género en la actualidad: Dezzy (Dora Madison) en Bliss (2019). En esta película, la obsesión del cineasta por la fotografía de filtros de color (al estilo de algunos clásicos de los setenta de Brian De Palma), la sensualidad de los fundidos encadenados, los movimientos en espiral de la cámara y la luz titilante que recuerda al cine de Gaspar Noé, así como el rock pesado del soundtrack, nos conducen en un viaje alucinógeno y visceral. La protagonista, una pintora en búsqueda de su obra maestra, experimenta con su sexualidad y su vampirismo de manera tan intensa como salvaje. Bliss es una prueba de que estamos ante un director imprescindible en el panorama del terror contemporáneo.



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