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“La casa Gucci” (2021): la riqueza como caricatura

Actualizado: 19 jun 2023

Este biopic, basado en el libro de investigación de Sara Gay Forden, gira en torno al asesinato de Maurizio Gucci, heredero del imperio de la moda Gucci. En los papeles principales están Lady Gaga y Adam Driver. A pesar de la potente actuación de ella, Ridley Scott no logra darnos una película redonda.


Por Rodrigo Bedoya Forno CRÍTICAS / VIDEO ON DEMAND

“La casa Gucci” (2021)
“La casa Gucci” (2021)

Una de las grandes ausencias en las nominaciones de los últimos premios de la Academia, según todos los especialistas, fue Lady Gaga, ignorada en la categoría de Mejor Actriz por su trabajo en La casa Gucci, la segunda película que estrenó Ridley Scott el 2021. Lo cierto es que, si por algo vale la pena ver la película, es por la presencia de Gaga, quien interpreta a Patrizia Reggiani, la joven de clase trabajadora que se enamora y se casa con Maurizio Gucci (Adam Driver), el heredero de la famosa marca de moda de lujo.


Lo que nos presenta la película es el ascenso y caída del personaje: su romance fogoso e intenso, su matrimonio, el intento de influir directamente en los negocios de la familia (donde veremos traiciones y vendettas), y finalmente el distanciamiento con su esposo y su venganza final. La cantante consigue darle a su personaje un costado sexual y vulgar, donde su arribismo no es una simple caricatura, sino que se va construyendo a partir de una serie de expectativas, ilusiones y decepciones que Gaga va encarnando de manera notable.

“La casa Gucci” (2021)
“La casa Gucci” (2021)

No se puede decir lo mismo, sin embargo, del resto del filme: Scott entiende que para contar una historia que se centra en la clase alta y en las manías de los ricos y famosos tiene que hacerlo de una manera desaforada, irónica, con música que caricaturiza las situaciones. En resumidas cuentas, establece un tono altivo, como mirando por encima del hombro a todos y cada uno de los personajes que van desfilando. Esto hace que el Maurizio Gucci que compone Driver sea un pusilánime; el Aldo Gucci de Al Pacino, un frívolo; y el Paolo Gucci que interpreta Jared Leto, un patético. Lo que parece importarle a Scott es crear personajes cuyas características terminan siendo las peores que pueden ser, para regodearse y burlarse de ellos.


Un caso particular es Leto, que compone un personaje que exuda patetismo en todas y cada una de sus apariciones: su maquillaje, su voz fingida, y sus actitudes siempre exageradas, hacen del personaje un compendio de la estupidez y la mezquindad. Y el actor, consciente de su sobreactuación, le pone el acelerador para extremar esos defectos. El trabajo de Leto es casi la definición de lo que hace Scott con la historia que tiene entre manos: ponerle resaltador a lo disfuncional de todos los personajes para que no nos queden dudas de lo malos, sucios y estúpidos que son.


El problema con lo que plantea el director es que esa forma de narrar termina pintando con brocha gorda todas y cada una de las situaciones del filme, en las que ya no importa el desarrollo de las situaciones o la intriga propia de una anécdota más que interesante, sino en regodearse burlonamente en la mezquindad. Todo eso a costa del desarrollo y la verosimilitud de sus personajes, con la excepción del rol de Lady Gaga, quien definitivamente se merecía una película mejor.




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