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Semana del Cine 2023: la perforación en el pasado de “La Quimera” (2023)

La novena edición del festival Semana del Cine trajo consigo la más reciente cinta de Alice Rohrwacher, una perforación en la historia de un país y de la memoria de un hombre que está hecho de recuerdos y busca una conexión fantástica con éstos.


Por Gustavo Vegas Aguinaga FESTIVALES / SEMANA DEL CINE

el paraíso
"La chimera" (2023) Fuente: Cineuropa

El tombaroli -saqueador de tumbas- Arthur (Josh O’Connor) sueña con un reencuentro que jamás sucederá, se aferra a una farsa fantástica y regresa de la prisión para reencontrarse con un pasado que ya no es el mismo. Él ya no es el mismo. Lo vemos en su alegría exprimida, en su rostro perdido y su accionar tan torpe como falto de ternura y suavidad. Ha sido despojado de todo afecto. ¿Han abierto en él agujeros por donde se han escapado todas las emociones que guardaba? La cineasta italiana Alice Rohrwacher profana, rebusca y desentierra cosas de los ídolos del cine italiano (Rossellini presente en sangre incluso a través de Isabella, que, así como unos profanan reliquias antiguas, sus hijas un poco más y saquean la casa de su madre), pero no para venderlos sino para buscar, al igual que Arthur, esos vínculos casi mágicos con el pasado que el arte nos permite hilar. Recupera, entonces, un arte que los ricos quieren tapar y reservar para ellos, uno que les pertenece a todos y esa tarea criminal de removerlo hace que deban ocultar su quehacer y su dinero mal habido de Italia.


La cinta nos muestra un hombre (o lo que queda de éste) que recuerda, que regresa de alguna otra vida para buscar a una mujer que (ya) no existe, o que solo existe como recuerdo, como imagen borrosa que aparece cada que cierra los ojos. La apariencia descuidada y destruida de Arthur recuerda a Harry Dean Stanton en Paris, Texas de Wim Wenders. En esta Italia, Texas Rohrwacher se ensaña, al igual que Arthur, en la desventurada y colorida búsqueda de eso que no existe, esa quimera, es lo que pone la vida de Arthur de cabeza, pero al mismo tiempo es aquello que lo mantiene vivo. Intenta salir adelante, volver a usar su don, pero es difícil. Él no busca restos etruscos ni antigüedades, busca a Beniamina, o el rastro fantasma que aún permanece en el aire de ese pueblo. Conversa incluso con su suegra, quien aún la cree viva, para convencerse a sí mismo de ésto, que algún día ella volverá. Abre hueco tras hueco en la tierra de los recuerdos para encontrar eso que tanto añora y no puede tocar, y se ensucia, cae, insiste. El de la memoria es un descenso que quizá nunca termine, una excavación que va más allá de toda pala y linterna, más lejos todavía de toda moneda, viaje y embarcación.

la chimera
"La chimera" (2023). Fuente: Palomita de maíz

Entonces es en ese vaivén terroso y enlodado que Arthur y compañía hallan una estatua hermosa y gran tesoro, y el protagonista se da cuenta por fin que no había de buscar a Beniamina de ese modo deshonesto e inadecuado, sino sepultar aquel recuerdo en lo profundo, allí donde nada ni nadie podría perturbarlo ni verlo. Es cierto: ningún ojo merecía verla. Cuando ella pierde la cabeza, él la recupera. Entiende finalmente que por más que el resto lo mire mal, sabe lo que hace. Arthur los ve ahora como bestias, como parte de ese circo felliniano y esa fanfarria que circula alrededor de su figura fantasiosa de Anselmi moderno que empieza a alucinar. ¿Si en lo profundo de nosotros nos constituimos de recuerdos cada hueco no haría que nos desintegremos? ¿Si desenterramos cada cosa y vivimos del pasado, qué nos queda si no una masa inerte, un objeto, un souvenir?


La película, alegre y cómica dentro de su historia triste y melancólica de búsqueda incesante, nos recuerda varias veces la nacionalidad inglesa de Arthur; en otras palabras, nunca sería ni pudo ser de Italia. Su vida, su limpieza, su humanidad estaba atada a un recuerdo que él supo bien enterrar. Ahí, para mí, acaba la película. Lo que sigue en adelante es un tanteo real maravilloso de Rohrwacher, una fantasía azucarada dentro de la amargura previa para que su historia pueda cerrar (aunque ya había cerrado). Dentro de todo y de mis discrepancias con ese final -que tal vez luego se asiente mejor- es una gran película. nueva y antigua, seca y fresca, italiana y no. Como le advierten a Arthur al inicio de su travesía: ¿estaba soñando? Lo siento, jamás conocerá el final.



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