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“Sex Education” (2020): la audaz fantasía de la sexualidad

Actualizado: 11 nov 2022

Maria Luisa Espinoza nos presenta su última crítica acerca de una de las series más habladas de Netflix: "Sex Education".


Por Maria Luisa Espinoza CRÍTICAS / NETFLIX

Fuente: Libero


Sex Education (2019-2020) aborda de manera atrevida la construcción de la identidad sexual. Dirigida por la británica Laurie Nunn, la serie sigue rompiendo mitos en el terreno prohibido del sexo. Situaciones incómodas y poco probables, pero nacidas en la imaginación de cualquier adolescente, cobran vida en esta nueva entrega de ocho capítulos.


Al inicio de esta segunda temporada, una angelical versión en coro de un himno de la masturbación como “I touch myself” de la banda Divinyls advierte un escenario apocalíptico: un brote de clamidia remece a la Escuela Secundaria Moordale. Mientras tanto, el antihéroe Otis Milburn inicia el día con una “petite mort”, lograda con singular éxito. Por fin, un buen inicio. Sin embargo, Otis empieza una lucha desigual con su miembro viril, que irrumpe en la escena con una erección. Cualquier estímulo desencadena una pesadilla entre sus piernas. Atrás quedaron los días del sexólogo escolar.


Un punto clave de la serie es el personaje de Gillian Anderson, la sexóloga Jean F. Milburn, quien ante el estado de confusión que domina su hijo Otis, actúa tiernamente para dar una lección de vida. En el último capítulo, podemos ver una conversación madre e hijo o paciente y doctor, en la cual el protagonista contará la verdad de su situación: la necesidad de una figura paterna. En esta temporada ella fracasa en su primer intento como consejera escolar y pone a prueba su oficio.


La relación de Otis y Jean es paradójica. Por un lado, el hijo de una sexóloga no puede controlar su libido, al extremo de eyacular en espacios públicos; por otro, la doctora adopta una actitud infantil que puede desequilibrar emocionalmente a Otis.

Fuente: El Comercio


La serie presenta como valores agregados otras luchas: contra el bullying, el acoso sexual y la homofobia. Maeve le da contención a su amiga Aimee, quien fuera acosada en un autobús, y organiza una comitiva de mujeres para acompañarla; Eric se abre al amor; Mrs. Groff se independiza de su matrimonio, y Ola explora su sexualidad sin miramientos. Sin duda, estos personajes sostienen el espíritu audaz de la temporada.


Con miras a la tercera temporada, no mostrar la resolución o el “happy ending” de Eric Effio resignifica el amor romántico, despojándolo de su esencia idílica. La puesta en escena de la versión ópera rock de Romeo y Julieta, con una estética retrowave, es el contexto ideal para que Adam confiese su amor a Eric. Pero fuera de la musical puesta en escena, surgen dudas en Eric. El brillo que emerge en la obra de Shakespeare se ve opacado por la sentencia de Rahim: “Puede darte la mano, pero no sé si te sostendrá”.


Eric teme que las intenciones de Adam no se sostengan y Maeve empieza un proceso personal de crecimiento, en el que deberá resguardar tanto su seguridad personal como la de su hermana, aunque esto signifique alejarse de la figura materna. La serie cierra con un nuevo punto de partida: se apropia de un carácter coming-of-age y sus personajes dan un paso hacia la madurez.


En esta nueva temporada, los logros de la serie se mantienen, tanto por el discurso desinhibido y abierto sobre la sexualidad como por los dramas existenciales sobre quiénes somos y por qué nos traicionamos a nosotros mismos.






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