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"The Last of Us" segunda temporada (2025): días futuros
- Gustavo Vegas
- hace 1 minuto
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La segunda temporada de la serie basada en el famoso videojuego “The Last of Us” llegó a su final y dejó varias certezas, así como muchas preguntas sin responder sobre la lucha por sobrevivir de Ellie y compañía.
Por Gustavo Vegas Aguinaga SERIES / MAX
Esta segunda parte de la serie empieza 5 años después de la masacre en Salt Lake City donde Joel acabó con 19 integrantes de las Luciérnagas. Este vive con Ellie en la tranquilidad de Jackson, Wyoming, junto a la familia de su hermano y demás sobrevivientes. El inicio es aparentemente calmado, con momentos de regocijo ante la vida tranquila de la gente que pronto serán erradicados por la aparición de, en primer lugar, más infectados, y, en segundo lugar, los Lobos del WLF (Washington Liberation Front). Destaca la relación entre Joel y Ellie por la gran grieta que existe entre ambos, en parte por la adolescencia rebelde de ella, en parte por el secreto que él esconde y ella muy en el fondo ya conoce.
En la fiesta de Año Nuevo donde Ellie (Bella Ramsey) se besa con Dina (Isabela Merced) ocurre un acto de homofobia que, irónica y lamentablemente, se condice con la reacción de gran parte del público ante la existencia LGBTQ+ de Ramsey. Hay un odio injustificado y desmedido hacia la intérprete que evidencia, como hace la serie, la maldad de las personas hacia otras cuando deberían trabajar en comunidad en tiempos adversos. En fin, es la presencia final de Joel (Pedro Pascal) esperando a Ellie en el pórtico de su casa, de noche y con su guitarra, una de las imágenes finales que se quedan grabadas en la memoria y advierten con mucho pesar su destino. El sabe sus pecados y sabe que ha de pagar por ellos.
La muerte de Joel, si bien chocante (para quienes no están familiarizados con los videojuegos), resulta también en un giro narrativo gigante pues rompe con la relación de cariño y admiración del público con el personaje y hunde todavía más el vínculo padre-hija que tenía con Ellie. Se agudiza el dolor de su pérdida al recordar los malos términos en los que se encontraban y los esfuerzos inútiles que hacía por acercarse a ella. Es interesante la idea que la serie maneja sobre la justicia y las consecuencias, así como del círculo de violencia que inunda este mundo postapocalíptico: Joel salva a Abby (Kaitlyn Dever), pero esta aún lo ejecuta, pues se trataba del verdugo de su padre. Así, se forma un bucle de muerte en donde The Last of Us se pregunta y nos pregunta si hay forma de detenerlo.
Para Ellie, parece ser que no. Junto a Dina escapan de Wyoming con ruta a Seattle para buscar, como hicieron Abby y compañía, venganza por la muerte de su ser querido. En medio de este futuro distópico, así como hay tiempo para la barbarie y el odio, también hay pequeños surcos donde entra el brillo del amor y la esperanza. Es así que Ellie y Dina reconocen que se aman y que han de estar juntas. Dos detalles importantes se revelan aquí: por un lado, Dina le confiesa a Ellie que está embarazada y tras un ataque de infectados, ella le confiesa a la otra que es inmune. Esta noticia de una nueva vida golpea ante la ausencia de Joel y la duda de Ellie si el destino de su hijo(a) será como el de ella, con una figura paterna llena de secretos sombríos y siempre en huida.
Cobra mucho sentido y simbolismo aquí la canción “Future Days” de Pearl Jam, pues se trata de la canción que Joel le cantó a Ellie en un cumpleaños y cuya melodía tocaba con timidez la noche de Año Nuevo, entre disculpándose y recordando algún tiempo pasado. “Si te llego a perder, me perderé a mí mismo”, reza la canción, con muchas más frases sentidas para una persona que salva a otra de épocas difíciles y sueñan con un futuro juntos. Si antes Joel se la dedicó a Ellie, ahora ella le canta "Take On Me" de A-ha en serenata a Dina. Así, Ellie toma el lugar de Joel y la mueven esas ansias vengativas.
Estos episodios de The Last of Us nos muestran los lados oscuros de la moral de los protagonistas y cómo casi todos son motivados por el egoísmo y la venganza una vez sus propias comunidades son vulneradas. Pese a su gran decepción con Joel, Ellie se vuelve muy similar a él. Si hay algo que criticarle a su narrativa es que, claro, se entiende que han pasado 5 años, pero hay cambios en el personaje de Ellie que no cobran mucho sentido. se le remarca en la primera temporada que es inteligente pese a su inmadurez, pero en esta segunda parte parece haber dejado de lado todo ese ingenio y sagacidad. Hay capítulos que se pierden entre los diálogos que amagan una cotidianeidad y se aleja de la violencia. No señalo esto como mérito, sino lo contrario: se supone que Seattle está plagada de los Lobos y los Serafitas, pero son pocos y leves los enfrentamientos.
Hacia el final, Joel regresa a manera de recuerdos. Vemos momentos claves de su relación con Ellie y cómo evoluciona, desde la responsabilidad que le fue encargada hasta verla como hija (en la línea de Rooster Cogburn y Mattie Ross de True Grit). Hay escenas luminosas y bellas que emocionan por lo esperanzadoras y lo lejanas, pues sabemos que Joel ya no está. Destaca el final del penúltimo capítulo donde Ellie se abre a la chance de perdonar a Joel por la masacre de Salt Lake City, pues considera ello como un acto egoísta, mientras que él vio en eso la chance de salvar a su hija, cosa que años atrás no pudo hacer.
En el capítulo final hay también escenas interesantes. La muerte de Nora a manos de Ellie de forma cruel y violenta hace que reconsidere volver a Wyoming con Dina embarazada, pero desiste y su sed de venganza se impone. Nos muestran así que Ellie decide seguir con ese círculo de violencia y que quizá no hay escape. Esta idea es sustentada también por los Serafitas cuando, en un desviamiento de guion, nuestra protagonista llega a su isla y es testigo de una violencia que no conoce motivos ni inocencias, quizá porque en estos días del futuro ya no existe. Ellie más tarde mata a una chica embarazada y logra darse cuenta de lo que se ha vuelto, pero es tarde pues seguirá en su senda de justicia por mano propia. Es una nueva cara de Joel, una extensión de esa fatídica forma de vida. El que soñaba es un futuro que ya no existe.
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