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Un día como hoy nació Bob Clark, el realizador norteamericano que produjo y dirigió la película canadiense Black Christmas (se estrenó con el nombre de Residencia macabra en salas peruanas). Obra fundamental en el desarrollo del subgénero de terror conocido como slasher, tuvo dos remakes en las últimas dos décadas.
Por Mateo Ormeño CRÍTICAS / VIDEO ON DEMAND
Fuente: IMDb
Los setenta fueron claves para el cine de terror, porque vieron nacer un subgénero que sigue vigente hasta hoy: el slasher. Entre las películas que influyeron en su desarrollo se encuentra la no tan famosa Black Christmas, filme del versátil Bob Clark. La cinta trata de una fraternidad femenina cuyas integrantes son víctimas de, al parecer, un psicópata escondido en su residencia.
La película brilla por la manera en que juega con el fuera de campo, con aquello que no se ve en pantalla. Nunca sabemos con exactitud quién o qué está acechando y quitándole la vida a los personajes. Nos hacemos una idea de Billy (nombre con el que se identifica al asesino en la cinta) por sus retorcidas llamadas telefónicas, sus encuadres subjetivos y una toma de un ojo humano detrás de una puerta, que será difícil de olvidar.
Tendremos suposiciones y sospechas de quién puede ser, o de que se trata de una fuerza sobrenatural o de alguna especie de monstruo por los sonidos que hace. Pero, esas especulaciones se van diluyendo, y el miedo a lo desconocido se encarga de transmitir una perturbadora sensación en el espectador. Bob Clark dosifica estos elementos expresivos para crear una atmósfera ambigua y opresiva, en la que parece que Billy está observando siempre.
Fuente: IMDb
En ese sentido, Clark hace de la casa de la fraternidad un espacio en el que Billy aparenta ser una entidad omnipresente. El director hace un uso inteligente de sus encuadres subjetivos a través de un lente gran angular, que encarna una visión trastornada del personaje, así como de zooms sorpresivos, planos claustrofóbicos, y de travellings de descubrimiento, que recorren los pasillos para mostrar a la protagonista al fondo del encuadre, en sus momentos más vulnerables.
La influencia de esta película en el cine de terror es enorme. Las llamadas de Ghostface de la saga Scream a sus víctimas, mientras las vigila y nosotros no lo podemos ver, o la inhumanidad y la falta de un motivo en el accionar asesino de Michael Myers en las películas de Halloween, son solo algunos ejemplos. En fin, se trata de un filme fundamental del cine de terror, que sigue mostrando su legado hasta nuestros días.