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"Tiger King" (2020): viaje al circo vampiro

Actualizado: 11 nov 2022

Esta miniserie documental se ha convertido en uno de los más grandes éxitos en la historia de Netflix. Decenas de millones de espectadores, explosión de memes, amenazas de muerte a alguno de los entrevistados, una pregunta a Donald Trump en una rueda de prensa sobre si estaría dispuesto a dar un perdón presidencial a uno de los protagonistas de la serie, son solo algunas de las alucinantes consecuencias de esta producción.


Por José Carlos Cabrejo CRÍTICAS / NETFLIX

Fuente: The Verge


En el delirante circo de Tiger King reina Joe Exotic, un sujeto demasiado estrafalario para creer que existe. Pero existe: un vaquero gay peinado como Hulk Hogan, supuesto cantante de canciones country dedicadas a felinos salvajes, amante de las armas como muchos creyentes del “Make America Great Again”, y vestido con ropa multicolor y atigrada. Al igual que “Doc” Antle, otro dueño de un parque de animales exóticos, posee un magnetismo animal.


Si “Doc” vive rodeado por un harén de mujeres, Joe está casado con dos hombres a la vez, a los que idealiza como efebos. Antle y Exotic atraen porque parecen estar en la mágica frontera entre lo humano y lo animal, como los fascinantes personajes de El circo de los vampiros (1972) de Robert Young, uno de los grandes títulos de la productora británica Hammer. Estos personajes de Tiger King son retratados como sujetos que se sienten vivos succionando la juventud de los seres que desean.


Ambos tienen una enemiga en común: Carole Baskin, quien posee un “santuario animal” y los acusa de maltratar a felinos y otras criaturas. Uno esperaría que Baskin como personaje opuesto se aleje de la extravagancia de Joe Exotic y “Doc” Antle. Pero no es así. Celebra un matrimonio en el que, vestida como alguna mujer de la secta de Midsommar, pasea con una correa en cuello a su esposo, quien luce un traje que se asemeja al pelaje de los tigres. Además, un plano de detalle enfoca una trituradora de carne en acción mientras escuchamos teorías de que Baskin habría introducido en una máquina como ésa el cuerpo de su exesposo para quedarse con sus millones de dólares.

Fuente:The Verge


Joe Exotic se defiende o ataca a su enemiga con videoclips, dotados de una calidad digna de una publicidad de Saul Goodman. En el que lleva por nombre “Here Kitty Kitty”, se ve a una mujer similar a Baskin en un espectáculo que le debe mucho tanto al Teatro del Grand Guignol como a las grotescas películas de Herchell Gordon Lewis: lleva en una bandeja la cabeza de maniquí de un hombre (en clara referencia al desaparecido ex de Baskin), con carne alrededor que sirve de alimento para un tigre.


En otros pasajes de Tiger King, distintos entrevistados no hacen más que cuestionar el supuesto afecto que estos personajes profesan hacia los animales, así como atribuirles un mero interés por el dinero. La serie mira a los Estados Unidos de Norteamérica como un cocktail kitsch de personajes que hacen del mundo un acto de ilusionismo, para esconder la codicia y unos crímenes que parecen inspirados en la serie B.


Por eso, Tiger King nos pone en un dilema. Nos captura con personajes que son fascinantes y repulsivos a la vez. De algún modo, la serie funciona como un coliseo romano, en el que va apareciendo un personaje que puede superar al otro en el arte del engaño y la traición, hasta devorarlo como una fiera.


Parte del atractivo de la serie también está en jugar a sorprendernos con un personaje que se convierte en rey, en amo y señor de grandes tierras, para terminar sumido en la más terrible soledad. Si me preguntaran quién debería dirigir una ficción inspirada en Tiger King, yo diría que el indicado es Werner Herzog, un cineasta que ama a personajes locos dispuestos a embarcarse en una aventura destinada al fracaso. Joe Exotic se convertiría en el estrambótico “ciudadano Kane” del realizador alemán.

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